sábado, 6 de julio de 2013

El martirio de Juana La Loca


Todos los reinos de España son unificados bajo una misma corona

No eran pocos los títulos heredados por Juana I de Castilla, los suficientes para que, por primera vez en siglos, casi toda la península ibérica, excepto Portugal, estuviera unida bajo una misma corona. Ni siquiera sus padres, Isabel y Fernando, Los Reyes Católicos, disfrutaron de ese privilegio, ya que la madre mantuvo su título como reina de Castilla y el padre como rey de Aragón, a pesar que los demás títulos si eran compartidos entre ellos. Pero la desgracia se cernía sobre ésta muchacha desde muy temprano: la falta de interés por los asuntos de gobierno, dejando esos asuntos en manos de su esposo el archiduque austriaco Felipe I, el Hermoso, y en Fernando, su padre y el hecho, que a lo largo de gran parte de su vida, hasta su muerte, se le tildó de loca, con la intención, por parte de su hijo, Carlos I (Carlos V, Sacro Emperador Romano), el de gobernar los Reinos de La Península Ibérica y todos los territorios del Nuevo Mundo, sin ella.

Los padres de Juana, Fernando I de Aragón e Isabel de Castilla, Los Reyes Católicos
Autores respectivos: Michael Sittow y Juan de Flandes
Museo Kunsthistorisches, Viena, Austria y Museo del Prado, Madrid, España

Al momento de su nacimiento, en 1479, era improbable que Juana llegara a ser reina alguna vez, era la tercera hija, después de Isabel y Juan, por eso su educación, digna de una princesa, estuvo más bien enfocada en la obediencia y no en la astucia de gobernar, sobretodo en una época en donde los reinos independiente de la península ibérica estaba redefiniéndose políticamente. 

"Juana I de Castilla"
Autor: Juan de Flandes
Museo del Prado, Madrid, España

Los padres siempre han intentado interceder en los enlaces matrimoniales en "beneficio" de sus hijos, muchas veces en contra de su voluntad, pero en esa época la decisión no era cuestionada, los matrimonios se negociaban en el mejor de los intereses de la familia, y en éste caso en el de la nación. Juana era una pieza clave en la geopolítica y había que jugarla bien. No faltaban candidatos: Carlos Valois, príncipe de Francia; Jacobo IV Estuardo, rey de Escocia y Felipe I de Habsburgo, hijo del emperador del Sacro Imperio Romano, Maximiliano I. 


"Felipe I Habsburgo, el Hermoso"
Museo del Louvre, París, Francia

Escocia estaba muy lejos y no generaba beneficio inmediato y Francia siempre era una amenaza latente a los intereses españoles, así que las miradas se enfocaron en Felipe I de Habsburgo. ¿Qué habría sido de Juana si su marido hubiese sido otro y no ése? ¿Quién sabe si su locura se hubiera manifestado también con Carlos o con Jacobo? A pesar de no haberse visto nunca, cuando se conocieron, ambos se enamoraron de inmediato, y con mucha pasión, pero Felipe perdió muy pronto el entusiasmo y se alejó cada vez más de su esposa y se acercó cada vez más a la cama de cualquiera otra. Juana vulnerable de corazón, se obsesionó de tal manera con su esposo, que eso no la ayudó, por el contrario, al buen estilo de Apolo y Dafne, en la mitología griega, él se alejaba cada vez más de ella. Así y todo, de esa relación nacieron seis hijos, como era de esperarse, entre ellos Carlos I de España y futuro emperador del Sacro Imperio Romano como Carlos V. 

Al morir su madre, Isabel I, en 1504, los hermanos mayores de Juana ya habían muerto, así que ella hereda la corona de Castilla y de inmediato su padre, Fernando consigue la manera de inmiscuirse en el asunto, alegando demencia, con la intención de crear un gobierno conjunto, entre: Felipe I, El esposo; Fernando I, el padre y ella, Juana I, pero esa relación, en la que cada uno gobernaba a la conveniencia de sus intereses, casi conlleva a una guerra civil, de tal modo, que el padre hubo de retirarse a su reino de Aragón, pero la suerte le sonrió, y en 1506, Felipe I muere a la temprana edad de 28 años, envenenado, según las malas lenguas,  "obligándolo" a él, Fernando I, a regresar y tomar la regencia del reino en nombre de su nieto, Carlos. Lo que ha de continuar  no ayudó en nada a Juana, ésta adolorida por la pérdida de su amado esposo y decide sepultarlo, pero en la búsqueda del lugar ideal, creando una procesión de nobles y allegados, que va a durar meses y ella siempre al lado del féretro, llorando su muerte y hasta besándole los pies. Como es obvio, la gran mayoría de los acompañantes, consideran, éste largo evento, como un signo de locura y no como un episodio de pasión desbordada, lo que se observa muy bien en la obra anexa.



Durante meses Juana I de Castilla recorrió, con toda la corte, los territorios
aledaños en busca del lugar ideal para enterrar a su esposo, Felipe el Hermoso.
"Doña Juana la Loca"
Autor Francisco Pradilla Ortiz, 1877
Museo del Prado, Madrid, España

De regreso y sin entusiasmo por gobernar deja el gobierno a cargo de su padre y se retira a su palacio en Tordesillas, grave error, en un principio por duelo, pero luego, traicionada, tanto por su padre, al principio y después por su hijo, Carlos I, quienes la mantuvieron encerrada, por avaricia de poder, ya que las propiedades bajo su persona, por herencia, incluían toda España y todos los territorios del Nuevo Mundo, América. Cuarenta y seis años estuvo confinada por la fuerza, hasta su muerte, en 1555, alegándose demencia, razón por la cual pasa a la historia como Juana La Loca, pero la verdadera razón fue, que todos ellos la consideraron siempre una amenaza política a sus intereses particulares, en vista que el pueblo la amaba y la consideraba a ella, como su verdadera y legítima reina, nunca retirándole el título y siempre colocándolo primero que el de los demás. Durante el cautiverio fue objeto de maltratos físicos y psicológicos. Su habitación no poseía ningún tipo de iluminación y no se le permitía visita alguna.

En su encierro forzado de 46 años,
Juana se fue quedando cada vez más sola, al irse casando una a una sus hijas.
"Juana la Loca recluida en Tordesillas"
Autor Francisco Pradilla Ortiz, 1906
Museo del Prado, Madrid, España

Varias películas se han realizado, pero la más reciente, Juana la Loca, estrenada en el 2001, dirigida por Vicente Aranda, logra una ambientación muy realista de los sucesos dramáticos de éste personaje, protagonizada por Pilar López de Ayala como Juana y Daniele Liotti como Felipe I Habsburgo.



Juana fue una víctima de las intrigas políticas y de su pasión amorosa, una mujer destinada a convertirse en una figura trágica y romántica, pero más que eso, al parecer, sin quererlo, se convirtió en una de las mujeres más importantes de su época.

Ir al capítulo en la que se narra los antecedentes de Juana La Loca: Los Reyes Católicos y La Reconquista.

Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi

1 comentario:

  1. jorge, pero como llego a ser una de las mujeres mas importantes de su epoca si estuvo encerrada tantos años??? cuenta, cuenta!!!! mc



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