sábado, 13 de septiembre de 2014

Las mujeres de Picasso


Es por todos sabido que Picasso, cuyo nombre completo era Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso, era un mujeriego y que a lo largo de su vida tuvo ocho relaciones sentimentales muy importantes, teniendo en cuenta, claro está, que vivió 91 años, pero no es el número lo que importa, muchos incluso dirán que ocho no son nada, sino el hecho que él iba envejeciendo y cada nueva pareja era siempre más joven.

Pablo Ruíz Picasso ha sido sin duda una de las figuras angulares del
arte del siglo XX, quien en su incansable búsqueda, inspiró a toda una
generación de artistas.

Todas lo amaron y él las amó a todas, a su manera y por un tiempo. Cada una de ellas le aportó, en su momento preciso, lo que él requería para convertirse en el artista plástico más importante del siglo XX, pero lo importante es que a cada una la pintó y mucho, en cada etapa de su carrera, con lo que se puede aseverar, sin temor a equivocarse, que con el sólo observar los retratos de sus mujeres se tiene un perfil completo de la obra de éste gran artista, etapa por etapa.

Picasso nació en Málaga, España, el 25 de octubre de 1881, siendo el primer hijo, y único varón, de José Ruiz y Blasco y María Picasso López, de quien va a tomar su nombre artístico; al principio firmaba su obra como Pablo Ruiz Picasso, luego como Pablo Picasso y luego tan sólo Picasso. Su vena artística le viene de su padre quien era pintor y maestro, pero quien, según la leyenda, deja de pintar cuando descubre el verdadero talento de su hijo.

Este retrato de la madre Picasso lo realiza cuando
tiene 15 años de edad.

No era de extrañar que, con la llegada del rey Alfonso XII, el muy esperado, 7 años antes del nacimiento de Picasso, se generara en la península ibérica, una falsa sensación de euforia, en un país económica y moralmente desbastado, al  que había que reconstruir y todo estaba por hacer, pero en esencia, la idiosincrasia del español era conservadora y poseía, ante los ojos de muchos artistas contemporáneos, una visión muy limitada de su gusto temático y su estructura compositiva (romanticismo tardío y escuela de Bellas Artes), razón por la cual, todo aquel que deseara desarrollarse, debía emigrar a la nueva capital del arte: París.

En esa coyuntura se desarrolló el talento de Picasso, un joven que pintó desde muy temprano en su vida como un adulto y quien quiso, a lo largo de toda su existencia, poder pintar como un niño. Captando muy pronto, a sus 20 años de edad, que debía alejarse de forma radical del tradicionalismo español e ir a La Ciudad Luz, transcurriendo así todo su Período Azul, del 1901 al 1904, obsesionado sólo con el proceso creativo sin que se le conozca mujer alguna, hasta que ya adentrado, más bien, casi finalizando en el Período Rosa (1904 al 1906) conoce y se enamora de Amélie Lang.
 
El azul va a representar la melancolía, la tristeza y
la desesperanza que el artista va a sufrir durante
éste período.
La Tragedia, 1903
National Gallery of Art, Washington DC
 
Amélie nace bastarda y es criada por su tía, quien intenta conseguirle un buen prospecto, pero ella rebelde, se escapa y se casa con un hombre abusivo, física y verbalmente, del cual queda embarazada, pero al perder a la criatura lo abandona, cambia de nombre, al de Fernande Olivier, y escapa a París para alejarse de él y poder rehacer su vida. Ni siquiera se molestó en solicitar el divorcio. Ella tiene 19 años de edad. En la capital francesa consigue trabajo modelando para los noveles artistas y es, en ese círculo, donde conoce a Picasso.
 
Picasso pintó mas de 60 cuadros inspirado en Fernande.
Mujer con abanico, 1906.
National Gallery of Art, Washington DC
 
Ambos se mudan al pequeño estudio del artista en el Bateau-Lavoir, en el barrio de Montmartre, y durante siete años viven una intensa y tumultuosa relación, marcada por los celos. Durante ese tiempo él realiza más de 60 cuadros de ella, paseándose por distintas etapas artísticas: Período Rosa, Período Negro (del cual Picasso alegó, una vez, que ella era una de Las Señoritas de Aviñón… ¿Cuál?) y finalmente Cubismo.

Retrato de Fernande Olivier, 1906. Período Rosa.
Virginia Museum of Fine Arts, Richmond

Al mejorar la situación económica del artista español, él fue perdiendo el interés por Fernande; tal vez por las constantes escenas de celo, seguramente no infundadas, o porque en su nuevo estatus, ella ya no encajaba, recordándole tiempos difíciles y etapas superadas. En 1912 ambos se separan y ella, al estar aun legalmente casada, no recibe nada de Picasso. Al principio no lo desea, pero con el pasar de los años su situación económica decae y en contraste, tras el éxito vertiginoso del pintor, ella busca, por medios creativos hacer dinero, intentando publicar, 19 años después del fin de su relación, una biografía que narra su vida sentimental.

Fernande Olivier con Mantilla, 1906
Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York

Picasso intenta por todos los medios detener la publicación y al final llegan a un acuerdo financiero favorable a Fernande, pero si el dinero no se reinvierte se gasta.

Obra cubista en la que Picasso representa a Fernande.
Mujer con peras, 1909
Museum of Modern Art, MoMA, Nueva York

Años después el artista le paga un millón de francos, una suma considerable para ella, no tanto para él, para así asegurarse que ella nunca publicaría nada mientras él viviese. Ferdande muere siete años antes que él, razón por la cual sus intimidades amorosas tuvieron que esperar mucho antes de poder ser conocidas por una sociedad ávida de chismes: Recuerdos íntimos escritos para Picasso.

La siguiente pareja de Picasso fue Marcelle Humbert, amiga de Fernande, y mejor conocida como Eva Gouel, quien para  algunos historiadores conservadores, la relación comenzó al poco tiempo de finalizada la de Fernande, pero para otros, conociendo el modus operandi de Picasso, están seguros que se solapó. Cualquiera que haya sido la realidad, Eva fue el epítome de un amor deseado, rodeado de estabilidad económica, en pleno auge cubista.
En los inicios del cubismo casi nadie entendía lo que
Picasso intentaba lograr, pero cuenta la leyenda que Eva
captó, sin prejuicios, la fragmentación, casi abstracta,
de la imagen, medio cerrando los ojos y reconociendo
al personaje representado.
Ambroise Vollard, 1912
The Pushkin State Museum of Fine Arts, Moscú 
 
El Cubismo para el Mundo Occidental es la primera tendencia artística que en verdad abrió las puertas de todas las vanguardias del siglo XX, la que rompe con el tradicionalismo compositivo y planta la semilla revolucionaria que aún está vigente. Libera al arte de la perspectiva aunque mantiene en cierto grado la simbología figurativa, de la cual Picasso no desea desprenderse del todo. Él no es el único pero si su abanderado, opacando con el tiempo al resto de sus colaboradores: George Braque, Juan Gris, Jean Metzinger y Robert Delaunay.

Pero la felicidad artística y su estabilidad emocional con Eva se van a interrumpir de pronto al estallar La Gran Guerra (1914 al 1918), conocida años después como La Primera Guerra Mundial. Este conflicto bélico se consideró en un principio efímero, pero el costo humano y material, a lo largo de los años lo transformó en el más terrible de la historia; y a la humanidad aun le faltaba otro mucho peor.
Eva representada en la obra cubista de Picasso
conocida como Ma Jolie, 1912.
Museum of Modern Art, MoMA, Nueva York
 
Al año siguiente de comenzada la guerra, Eva, el amor de su vida, se enferma y Picasso desbastado la visita a diario en el hospital, pero en el ínterin conoce a otra mujer, Gabrielle Lespinasse, muy parecida a Eva y de la misma edad, 27 años. Tal vez fue su mórbida manera de mantenerse unido a ella, tratando de esquivar la realidad. Pero al morir Eva en diciembre, el entusiasmo desaparece.

Mujer en silla, 1913, en la que representa a Eva en
la característica descomposición cubista.
Colección de la Sra. Gantz, Nueva York

Durante los años de guerra el público pierde interés en el cubismo y brillante como es Picasso captó que el aferrarse a esa tendencia, aunque fuese su creación, sería un suicidio artístico. Por un tiempo deambula sin rumbo aparente hasta que es invitado a colaborar en el proyecto más revolucionario del ballet a la época: Los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev. Junto al empresario ruso, Picasso va a trabajar en cinco producciones, creando el vestuario y la escenografía. Éxito rotundo cada vez, pero lo más importante de esa experiencia es que allí conoce a una encumbrada bailarina, Olga Khokhlova. Cuenta la leyenda (Olga), que un día Picasso entró a su camerino y ella al verlo de inmediato lo reconoció y ambiciosa como era decidió conquistarlo, mostró su escote y dijo “Yo soy Olga Khokhlova, la sobrina del Zar.”
 
Telón de la obra Parade, basada en un poema de Jean Cocteau,
cuya escenografía y vestuario fueron diseñados por Picasso.

Picasso quedó cautivado por ella, no sólo por su talento y personalidad, sino también por lo que ella representa socialmente, y no por su dinero, porque él tenía más que ella, sobre todo después que el zar Nicolás II había sido obligado a abdicar.

Al año siguiente, 1918, Olga se convierte en la primera esposa de Picasso y todo su entorno social cambia: sus amigos, su residencia e incluso sus clientes, en apariencia para mejor, pero en la realidad nuestro artista necesitaba de su entorno bohemio ahora perdido. Este período es definido por su amigo Max Jacob como el “Duquesa”. De ésta relación, en 1921, nace su primer hijo: Paulo, y su estilo pictórico pasa a ser mucho más neoclásico, ya que a Olga no le gustaban los experimentos y deseaba poder reconocer su rostro en los cuadros.

Al lado de Olga, Picasso hizo un retorno a lo
clásico. En ésta obra la representó a ella con
mantilla española para lograr que su familia
la aceptara a ella, quien era de origen ruso.
Museo Picasso de Barcelona, España

Durante muchos años la relación fue muy feliz y Picasso disfrutaba la vida familiar junto a su hijo y el nuevo estatus que Olga proporcionó, pero ella intentó dominar todo aspecto de su vida y comenzó a asfixiarlo. Incluso resentía su nuevo círculo de amigos, ella quería sólo relacionarse con lo más encumbrado de la sociedad parisina. Para evitar las peleas Picasso pasea por las calles de su amada París y un buen día, a finales de la década, conoce a María Teresa Walter. Ambos quedan cautivados, ella por todo lo que Picasso es y representa, y él,  porque ella es dulce, cariñosa, sensual y 33 años más joven que él. A pesar que María Teresa es menor de edad, de inmediato comienza con ella una relación paralela y muy secreta que habrá de durar 7 años. Y como ya es tradición, la comienza a pintar de inmediato, notándose en sus cuadros como los ángulos desaparecen y la figura es redondeada, característica inequívoca de la sensualidad y el erotismo.
 
Retrato de Olga en un sillón, 1917
Museo Picasso, París

Ante los ojos de los pocos amigos de Picasso que supieron de ésta relación, describían a María Teresa como una joven alegre, afectuosa, saludable, desinteresada, fácil de tratar y contraria a cualquier convencionalismo social, todo lo contrario de lo que siempre fue Olga.

Una frase que se le puede adjudicar a Picasso es, “Un hombre tiene siempre la edad de la mujer que
ama.” Esta es válida no sólo en el caso de María Teresa, sino de todas, las que de ahora en adelante, van a aparecer en su vida.
El Sueño, 1932
Picasso redondea los contornos, representando la
sensualidad que María Teresa le transmite.
Colección Privada de Steven A. Cohen
 
Picasso quiere vivir con María Teresa pero no logra divorciarse de Olga. La egoísta razón: no desea compartir sus bienes con una mujer a la cual ya odia. Para ésta época, toda referencia artística de Olga es monstruosa, agresiva.


A medida que su relación con Olga se vuelve
más tormentosa, él, con la excusa de estar
experimentando con el surrealismo, la representa
a ella como un ser monstruoso.
Gran desnudo en sillón rojo, 1930
Museo Picasso, París
 
El secretismo va a durar hasta 1935, fecha en que María Teresa queda embarazada de Picasso y nace Maya. La situación con Olga ya es insostenible, se separan, pero nunca se llegan a divorciar. Finalmente pueden ahora estar juntos, pero para la fecha, luego de 7 años a escondidas y con una niña, la vida hogareña lo asfixia y necesita un cambio y pronto. Para colmo de males La Guerra Civil Española se desata y le afecta el ver como poco a poco La República va siendo engullida por la sed de poder de Francisco Franco y de pronto, sin que nadie lo anticipe, las bombas caen sobre la población civil en Guernica. Un evento que él se propone la gente no olvide jamás.


Durante los 33 días que le llevó al artista pintar La Guernica, Dora Maar estuvo a su lado. Apenas la conoció ella lo cautivó. Un amigo de Picasso se la presentó en el restaurant parisino Les deux Magots mientras ella jugaba el no pincharse la mano con un cuchillo. Dora, 27 años más joven que él, era salvaje, de intensos ojos verdes y cabello negro, contrastaba con la ternura de María Teresa, rubia de ojos azules. Una vez, su hija Maya, describió la relación de su padre con éstas dos mujeres, “Todos necesitamos Sal (Dora) y Azúcar (María Teresa).”

Al igual que ya a pasado antes, Picasso tiene que pintar,
pero la gracia con la cual pintaba antes a María Teresa
desaparece y ésta, en la experimentación, se transforma.
Mujer con gorro pom pom, 1937

Picasso pintó a María Teresa hasta que conoció a Dora.

En el magno proceso creador de La Guernica, Picasso se aisló del mundo y sólo se dedicó a pintar, teniendo como única compañera a su nueva amante, Dora, quien con la excusa de registrar fotográficamente todo el proceso creativo (lo cual hizo y es una maravilla), lo cuidó y protegió, incluso de María Teresa, a la cual mantuvo alejada. María Teresa entendió que había sido sustituida. Asumió con dignidad su realidad y mantuvo a su lado todo aquello que le recordaba al hombre que en verdad nunca logró poseer del todo. En 1977, cuatro años después de morir el gran artista se suicida ella.


Picasso pinta La Guernica en blanco y negro porque desea que la obra
represente un titular de prensa. Cuadro cargado de simbolismo.
Museo Reina Sofía, Madrid 

Por primera vez, Picasso, a sus 55 años, está con una mujer igual a él, no en edad, pero si en intelecto artístico y convicciones políticas, ambos son comunistas hasta la muerte (aunque viven como reyes). Son fuerzas igualadas que eventualmente chocan entre sí, se enfrentan, luchan y se aman, siendo todo ese drama representado por él en sus pinturas, imágenes que al principio se puede confundir con el torbellino político que los rodea: La Guerra Civil Española e inmediatamente después La Segunda Guerra Mundial, pero no, hay más, Dora sufre por ser estéril, aunado a una creciente paranoia, no sólo por el temor que Picasso la abandone (temor muy bien infundado), sino porque está enferma y cada vez empeora más.
Dora Maar lo cautiva, lo intriga, lo hace sentir joven
otra vez.
Museo Picasso, París

Ambos estuvieron juntos nueve años, hasta la liberación de París del yugo nazi, 1944, en la que Picasso capta que su vínculo con Dora son los conflictos, sin ellos, el vacío. Y como ya es costumbre, Picasso no suelta a una hasta no estar sujeto a otra: Françoise Gilot, 14 años más joven que Dora y 40 años menos que él, que ya ronda los 62, pero con la energía de un Minotauro, símbolo favorito del artista para representar el poder sexual.


Dibujo que hizo Picasso de Françoise, su nuevo amor.


Picasso siente remordimiento por la condición mental de Dora y al abandonarla la interna en el sanatorio del Dr. Jacques Lacan, para luego comprarle una casa en La Costa Azul. Ahora estaba libre para poder vivir con Françoise.
 
La mujer que llora, 1937. Así es como Picasso casi siempre
se refería a Dora, ella sufría mucho por su esterilidad.
Museo Picasso, París
 
Un día Dora y Françoise se encontraron y la ex-amante resignada le dice “Sin Picasso no hay nada. Después de Picasso, sólo queda encontrarse con Dios.” Es irónico, Dora nunca se suicidó, murió 23 años después de Picasso y Françoise fue la única mujer que abandono al genio, pero no todavía.

A su edad Picasso se torna un poco más relajado y dependiente de su pareja, aunque sigue dominando sin quererlo, logra, muy a pesar de ambos, que Françoise sacrifique su talento artístico para servirle y criar a sus dos hijos con él: Claude y Paloma.

Mujer oceánica, obra creada por Françoise Gilot
 
A lo largo de los diez años que duró la relación, nunca se llegan a casar porque la primera esposa de Picasso aún está viva: Olga, quien de vez en cuando se las arregla para emboscar a Françoise e insultarla. Picasso tiene relaciones esporádicas con sus amantes anteriores: María Teresa y Dora, y aparece una nueva, “la chica de los miércoles”, Genevieve Laporte. Todo eso suma, pero no es la razón definitiva del abandono. Lo que colmó la inmensa paciencia de Françoise fue el tener que convivir con la fama de su pareja. Según sus propias palabras “… era como vivir con un Monumento Histórico”, todos querían conocerlo, querían estar a su lado.

Françoise Gilot, 1946

Un buen día Françoise le dijo a Picasso que lo abandonaba. Cogió a sus dos hijos y se marchó. Picasso no sabía qué hacer, eso era nuevo para él. Por primera vez estaba del lado opuesto del espejo. Françoise supo sobrevivirle, se dedicó a su arte y escribió un libro sobre su relación, logrando esta vez esquivar los intentos del genio para frenar su publicación: “Mi vida con Picasso”, obra que en el año 1996 fue llevada a la pantalla grande. Como consecuencia de su absurda frustración Picasso jura nunca ver más a sus hijos: Claude y Paloma.

Françoise, Claude y Paloma, 1951

Su efímera relación, de cuatro años, con “la chica de los miércoles”, Genevieve, 45 años más joven que él, se transforma ahora, tras el abandono, en su salvavidas, pero ella conociendo al personaje, no desea ser arrastrada a un foso de dependencia y engaños y se aleja.

Genevieve posando al lado de uno de los dibujos que Picasso realizó de ella.
 
Picasso no se da por vencido y a pesar de sus 72 años de edad, busca otro amor, a decir verdad ya éste existía, sólo que se resistía: Jacqueline Rocque, casi 47 años menor que él. Durante seis meses el seductor artista pintó una paloma con tiza en su puerta y le llevó una rosa, hasta que la muy joven muchacha aceptó salir con él, y con Picasso el salir conlleva de inmediato el fundirse sexualmente.

Jacqueline va a acaparar la vida de Picasso y lo va a aislar
de todo lo que pueda ser perjudicial para ella: el mundo entero.
Jacqueline con flores, 1954


“Un hombre no deja de enamorarse cuando envejece, sino que envejece cuando deja de enamorarse.”

Durante los 18 años que estuvieron juntos, hasta la muerte del artista, Jacqueline fue su secretaria, su amante, su enfermera y su carcelera. Con celo y con devoción satisfizo todas las necesidades de Picasso y logró con éxito, en el terreno en que había fallado Françoise, aislarlo por completo del mundo.

Jacqueline con disfraz de turca, 1955
 
En 1955 murió Olga, la primera esposa de Picasso, y por primera vez estaba libre para volver a casarse, y quien estaba allí era Jacqueline, que al transformarse en 1961 en su segunda esposa, también se convierte en la absoluta dueña de su patrimonio.

Jacqueline en el estudio, 1956
Ella permanecía horas acompañando a Picasso mientras él pintaba. Muchas
veces se quedaba dormida en su sillón hasta la madrugada.

Picasso trabajó hasta el último día de su vida, como si quisiera extender a través de su arte, la energía que aún poseía.
 
Mujer con gorro amarillo (Jacqueline), 1961
 
Jacqueline de haber podido ocultar la muerte del pintor lo hubiese hecho, pero sí logró evitar que los hijos de éste pudieran asistir al funeral, manteniéndolo íntimo y bajo su absoluto control.

Como era de esperarse, de inmediato comienza la lucha legal por el patrimonio artístico del pintor, que además es inmenso en volumen. Todos luchan y se desangran, pero esa es una guerra sin victoria, la obra de Picasso no le pertenece a los individuos, le pertenece al Mundo y cuando los litigantes lo entendieron, decidieron crear el Museo Picasso de París y allí exhibir las obras heredadas.
El Museo Picasso de París se creó para conciliar el litigio entre los herederos
y para saldar los impuestos que éstos debían pagar al Estado.

Años después, 1986, en medio de una aparente paz, Jaqueline se suicida, no soporta vivir, como una sombra, sin el hombre al que le dio todo.

Picasso vivió y respiró de las mujeres, las retrató para extender en lo sublime del arte, ese amor que dijo una vez nunca haber encontrado, pero sin duda, sí plasmado, inmortalizando el alma de cada una de ellas, ocho en total, legado artístico que refleja cada instante en la vida del pintor más importante del siglo XX.

Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi
 
 

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