jueves, 26 de junio de 2014

El Tapiz de Bayeux


En las representaciones pictóricas de algún evento histórico se pinta el momento más crucial o se realiza una serie de cuadros que narra cada aspecto del suceso, pero el Tapiz de Bayeux contiene en una sola y extensa obra todos y cada uno de los hechos del acontecimiento más relevante de la Historia de Inglaterra, la última conquista exitosa de su territorio por fuerzas extranjeras, realizada por el entonces Duque de Normandía: Guillermo.
 
Museo del Tapiz de Bayeux, en donde se exhibe en su totalidad y extensión.

Irónicamente éste documento ilustrado, casi en su totalidad, no se encuentra en territorio inglés sino en suelo francés, Bayeux, ciudad ubicada al sur de Baja Normandía y la cual disfruta de un intenso turismo no sólo por su catedral gótica y sus canales de agua, sino en particular por albergar el Tapiz de Bayeux.

A través de la ciudad de Bayeux pasa el río Aure, al que se aprovechó para
construir molinos hidráulicos.
 
Corría el año 1066 y el reino de Inglaterra estaba a punto de sufrir una gran crisis de sucesión, debido a que su rey, Eduardo el Confesor, decidió ser célibe a pesar de estar casado con Edith de Wessex. Ese aparente celibato ha generado multitud de conjeturas a lo largo de los últimos 1000 años de historia, ya que los acontecimientos en consecuencia definieron por completo la historia de los ingleses.
El rey Eduardo el Confesor de Inglaterra creó una crisis dinástica que
desembocó en la Conquista Normanda.

Eduardo muere a principios del año 1066, y muchos especulan que su primera opción sucesoral fue Guillermo, duque de Normandía, pero al estar, el aparente heredero, del otro lado del Canal de la Mancha, la familia noble más poderosa de Inglaterra, los Godwin, condes de Wessex, linaje al que pertenece la ahora reina viuda, Edith, quien aprovechó su cercanía a la monarquía inglesa y su influencia para usurpar la última voluntad de su esposo, el rey, y elevar a lo más alto del poder a su hermano Harold, obteniendo el apoyo de muchos de los barones, quienes preferían ser gobernados por un local antes que por un extranjero: Guillermo.
 
La reina viuda, Edith, junto a otros nobles, aprovecha su poder para
influenciar la decisión que nombraría a su hermano Harold, rey de Inglaterra.


Antes que Guillermo, duque de Normandía, pudiera reaccionar, construir una flota para la invasión y reclamar lo que él consideraba suyo, otro extranjero, también con derechos sobre la corona, instigado por el hermano menor, Tostig, del nuevo rey electo de Inglaterra, invade primero con la intención de apropiarse del reino: Harald III Haardrade, rey de Noruega,  y así conformar el gran imperio que siempre soñó, pero ambos: Tostig y Harald son derrotados y asesinados por Harold en la Batalla de Stanford Bridge, al norte del reino, muy cerca de York.
 
Batalla de Stanford Bridge, pintada por Peter Nicolai Arbo en 1870,
en la que se representa, en el centro, el instante en que Harald III es
alcanzado por una flecha en el cuello.


Nueve días después, y aprovechando la coyuntura, el duque Guillermo de Normandía, parte de puerto normando con una flota superior a 500 barcos y un número aproximado de 10.000 hombres.
 
Guillermo, duque de Normandía, se tardó nueve meses en construir
su gran flota, de unos 500 barcos, para poder invadir Inglaterra.


Anticipando lo peor, Harold, parte de York vía a Londres, con parte de su ejército, dejando atrás a un gran contingente en caso de otras posibles revueltas danesas y en su marcha acelerada, la mayoría hombres a pie, recorren 320 Km, a un promedio de 43 kilómetros diarios, por siete días, otorgándole a Guillermo suficiente tiempo para desembarcar, armar campamento, estudiar la zona y prepararse para la batalla.
Mucho se especula, que la razón de la derrota inglesa, se debe a que el
ejército del rey Harold estaba agotado de una marcha tan extensa, pero a
decir verdad, él se detuvo por una semana en Londres antes de ir al
encuentro de Guillermo en Hasting.

La Batalla de Hasting, como se llegó a conocer este importante evento, comenzó en la madrugada del 14 de octubre de 1066 y duró todo el día hasta bien entrada la noche, hasta que Haroldo, rey de Inglaterra, fue alcanzado por una flecha en la cara. Muerto el rey, las tropas de éste huyen despavoridas al no tener ya razón de seguir peleando y así intentar salvar sus vidas.

Sección en la que aparece el rey Harold fatalmente herido de una
flecha en la cara.
 
Al amanecer Guillermo puede apreciar en su totalidad el campo de batalla, repleto de hombres muertos y heridos, ordenando encontrar el cadáver del rey muerto. Todos los soldados normandos muertos, alrededor de dos mil,  fueron recogidos y enterrados en una fosa común aun no identificada, dejando esparcidos por el campo a los 4.000 cuerpos de los ingleses, excepto el de su rey, cuyos restos, junto a sus estandartes y corona fueron entregados a Guillermo I, ahora rey de facto de Inglaterra y desde ahora conocido como el Conquistador.
La batalla, para la costumbre de la época, involucró a muchos soldados,
generando, como es de esperar, muchos muertos, alrededor de seis mil.

 Existe una leyenda que cuenta que la madre de Harold, Gytha, le ofreció a Guillermo el peso de su hijo en oro si éste le entregaba el cuerpo, a lo que el nuevo rey se negó, enterrándolo en lo alto de la colina, cerca de la hoy antigua abadía Battle, argumentándose que, “un hombre quien defendió tan valientemente la costa, debería estar enterrado cerca de ella”.
Placa de la tumba de Harold, frente a las ruinas de la abadía Battle,
cerca de Hasting. El complejo religioso fue destruido por órdenes del
rey Enrique VIII en 1534, tras la resolución parlamentaria en la que
se disolvían los monasterios, luego de la creación de la Iglesia Anglicana.

La sumisión de los nobles ingleses no fue inmediata obligando a Guillermo a entablar sucesivas batallas hasta lograr el poder absoluto y así poder coronarse formalmente en la recién inaugurada Abadía de Westminster en Londres, y crear así la Dinastía Normanda.
 
La Abadía de Westminster, Londres, se comenzó a construir en 1042 por
orden del rey Eduardo el Confesor, siendo consagrada en 1065, razón por
la cual Harold fue el primer rey en escoger esta iglesia para ser coronado,
transformándose en tradición.


Muchos ingleses a lo largo de la historia tienen sentimientos encontrados con respecto a Guillermo I el Conquistador, en primera instancia por ser el último extranjero en invadir con éxito y apoderarse de la corona, pero por el contrario además, a él le deben mucho de los que Inglaterra es hoy en día: su red de castillos y fortalezas en piedra, entre ellos La Torre Blanca del complejo de la Torre de Londres; la Torre Redonda del Castillos de Windsor y la Torre Cuadrada del castillo de Dover.
La Torre Blanca, parte central del complejo de La Torre de Londres, una
de las tantas fortalezas que Guillermo construyó para proteger su reino
de las revueltas que los sajones ingleses pudieran realizar.

La nueva clase social, la normanda, se transforma en todo poderosa, minimizando las libertades y las tradiciones de los sajones ingleses, más al estilo continental europeo. Guillermo institucionaliza el cristianismo como religión oficial del reino, siendo antes una mezcla de ritos paganos. Transforma a la monarquía como hereditaria en vez de elegida. Los bosques pasan a ser propiedad de los nuevos señores feudales y con él su derecho a recoger leña y cazar. Reestructuró los condados y sus parroquias para beneficiar a sus leales hombres, sustituyendo a todos los dueños anteriores, obligándolos a exiliarse o a someterse al servilismo. Y ordena, para pesar de los habitantes de la isla, la creación de un censo de todos los que están y todo lo que hay, para saber con exactitud lo que cada quien debía pagar al estado en calidad de impuestos: The Domesday Book (Libro del Juicio Final), en referencia a los terrorífico que esto representaba para ellos, que antes disfrutaban de muchas libertades.
 
Domesday Book, el cual recopila toda la información de Inglaterra
para la época. Ordenado por Guillermo el Conquistador en 1085.


Por muchos años se creyó que la esposa de Guillermo I, Matilda de Flandes, fue el cerebro tras la creación del Tapiz de Bayeux, y aunque no se descarta por completo, está tomando más peso el que haya sido el hermano de éste, el obispo Odo de Bayeux, quien lo haya ordenado elaborar.
Por siglos la tradición verbal expresaba que el tapiz de Bayeux
había sido concebido y elaborado por la reina Matilde y sus damas
de compañía, pero en la actualidad ese hecho está muy cuestionado.

El Tapiz de Bayeux se puede considerar una magnífica obra narrativa, una especie de storyboard, de casi 70 metros de largo por 50 centímetros de ancho, con un peso de 350 Kg., bordado en tela, en el que aparece magistralmente narrado el antes y el durante, de una de las batallas más importantes de la historia occidental: La Batalla de Hasting. En ésta inmensa tela aparecen 41 barcos, 37 fortalezas o edificaciones, 202 caballos o mulas, 55 perros, 505 animales variados, el cometa Halley y 626 personajes, entre los que destacan Guillermo, Harold y Odo (el supuesto creador del tapiz), pero no Matilda.

Representación del cometa Halley, arriba en el centro, signo astronómico
con el que se presagió una gran calamidad para Inglaterra.
 
Esta obra maestra está incluida en el Programa de Memoria del Mundo creado en el año 1992 por la Unesco con el fin de preservar la conservación de los documentos y obras de relevancia humana. De igual manera, el Tapiz de Bayeux, ha inspirado a artistas recientes en crear obrar similares como en el caso del episodio 10 de la 19ava temporada de Los Simpsons, “E Pluribus Wiggum”,
 
Escena de Los Simpsons inspirada en el Tapiz de Bayeux.

Los créditos del principio y el fin de la película “Travesuras de una Bruja” de Disney, del año 1971.





Y la gran obra comisionada por Lord Dulverton en 1968, conocida como el Bordado Overlord, para conmemorar el Día D, del año 1944; una especie de venganza tardía, en la que las tropas inglesas, canadienses y norteamericanas, invaden con éxito las costas francesas de Normandía.
Bordado Overlord ubicado en el Museo del Día D en Portsmouth, Inglaterra.

 Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi

jueves, 19 de junio de 2014

El Oro

 

Desde que el hombre ha tenido uso de razón ha estado fascinado por éste escaso metal que brilla como el Sol, no se oxida y a pesar de su consistencia y peso, es maleable, dúctil y fácil de trabajar, al punto que muchos, han sido y son, capaces de matar por obtenerlo.

Otra de sus características primordiales es que el Oro no pierde ninguna cualidad cuando se recicla, lo que significa que es muy probable que parte de la joyería habitual que usamos tenga mucho más historia de la que nos imaginamos: tal vez tengamos encima Oro fundido de alguna tumba egipcia, mezclado con parte del tesoro robado a Atahualpa y de restos del mítico rey Midas.


El último rey Inca, Atahualpa ofreció a Francisco Pizarro, por salvar su vida,
una habitación llena de Oro, más alta que su brazo extendido, lo que hoy en
día representa unos $ 350.000.000. Pizarro acepta, Atahualpa cumple, pero
luego, enceguecido de codicia, el conquistador español ordena de igual manera
la ejecución.

La antigüedad calculada del Universo es de 13.700.000.000 de años desde el Big Bang hasta nuestros días, y 9.200.000.000 de años después se formó nuestro planeta Tierra, conformado mayoritariamente de polvo estelar inerte, o sea una esfera muerta, estática y aburrida, hasta que empezó a ser colisionada por miles de asteroides, que no sólo la hicieron girar, sino que además trajo el ingrediente esencial para la vida: el carbono, y un tiempo después el Oro.

La Tierra en sus inicios fue víctima de un constante bombardeo espacial,
período en el que nuestro Sistema Solar aun estaba conformándose y nuestra
atmósfera aun no servía de protección. Pero hoy, todo lo que somos, se lo
debemos a nuestros destructivos visitantes.
 
Esa colisión con un asteroide, mayoritariamente compuesto de Oro, ocurrió, según se calcula, hace unos 2.200.000.000 de años y su existencia como elemento químico es producto de la fusión nuclear de una estrella moribunda al momento de colapsar su núcleo y transformarse en supernova. Tras su estallido todos estos residuos se expanden por el Universo y en algún momento tienden a chocar con algo que se le interponga en el camino. Ese fue nuestro caso, y el Oro llegó, pero al ser tan pesado se filtró a las entrañas de la Tierra, dejando en la superficie tan sólo residuos asequibles, suficiente para despertar en nosotros el ansia y el deseo.

Se calcula que todo este Oro proveniente del bombardeo estelar, si se colocara sobre la superficie de la Tierra, la cubriría por completo con un grosor de aproximadamente 4 metros, pero a la profundidad en que se encuentra, unos 3.500 Km, es imposible para nosotros, que sólo hemos llegado a taladrar menos de 10 kilómetros, el extraerlo, al menos por el momento, teniéndonos que conformar tan sólo con los residuos que han quedado, para nuestra mezquina satisfacción, regados por la Tierra.

Entre el núcleo interno y el manto, se encuentra el núcleo externo, un área
líquida fundida de unos 3.000 Km de ancho a más 3.500 Km de profundidad,
compuesto en su mayoría por metales pesados, entre ellos el Oro.
 
Si sumamos todo el Oro extraído a lo largo de la historia de la humanidad, la cifra calculada es de 166.500 toneladas. Pero si calculamos su peso por densidad (un metro cúbico de Oro pesa 19.300 Kg), lo que equivale a tan sólo a un cubo de 21 metros por cara.

Si todo el Oro del Mundo se apilara, conformaría un pequeño cubo de
21 metros por cara, a un precio actual de $ 50.000.000 la tonelada.

De ese minúsculo cubo imaginario, el 19% de ese Oro está en bóvedas bancarias alrededor del Mundo como reservas al valor monetario, y el resto se distribuye de forma aproximada: 50% en joyería; 40% en inversiones y el 10% en industria.

Barras de Oro de uso comercial, para los inversionistas que desconfían de los
 cambios monetarios. Esta modalidad comenzó a tener auge al finalizar
La Segunda Guerra Mundial.

Pero la pregunta que en algún momento todos se hacen ¿por qué este metal y no otro? Y la posible respuesta está enraizada en nuestras creencias y supersticiones: el Oro tiene el mismo color que el Sol, y nuestra luminosa estrella representa vida, sabiduría y seguridad, razón por la cual casi todas las culturas ancestrales de la Tierra lo han adoraban como su dios principal, y hecho los locos, aun hoy. En el antiguo Egipto era representado como Ra, Amón-Ra y Atón; los griegos como Helio en un principio para luego asociarlo con Apolo; en el imperio Inca se le adoraba por encima de todos los otros dioses como Inti y el emperador era considerado hijo de éste; en Persia es representado como Mitra, que es el equivalente romano al Sol Invictus, quien luego se transformó en Jesucristo.

El dios Sol, Inti, de la cultura Inca, ser supremo, dador de vida.

Además el Oro es maleable y se funde a una temperatura relativamente fácil de lograr con hornos primitivos, 1.064° C, asimismo posee una gran ductilidad, que es su propiedad esencial, ya que al ejercérsele una fuerza, éste metal precioso, se deforma pero no se rompe, ideal para la joyería, pudiéndose elaborar una lámina de 28 metros cuadrados con tan sólo una onza de Oro (31.10 gramos). Si esa misma onza se estirara pudiéramos hacer un cable de 8 Km de largo. En cambio el plomo es muy maleable pero no es dúctil y de paso se oxida.

Collar Sumerio, al sur de la actual Iraq, encontrado en una tumba real de
la ciudad de Ur, del año 2.600 a.C.

El símbolo químico del Oro es Au, que en latín (Aurum) significa brillante amanecer, y está identificado con el número atómico 79 en la Tabla Periódica, lo que indica que en el núcleo de su átomo posee 79 protones y 79 electrones. Ubicado en el Grupo 11 de ésta misma Tabla, junto al cobre y la plata, para conformar con ellos, los tres metales idóneos para acuñar, e históricamente utilizados como monedas de intercambio comercial, pero con el único inconveniente de ser muy blandos para un uso tan intenso, por lo cual se deben de alear con otros metales para darles resistencia.
Tabla Periódica de los elementos, atribuida al ruso Dmitri Mendeléyev y
estructurada por Alfred Werner, en la que se ordenan todos los elementos
según sus números atómicos, sus características y propiedades químicas.

El Oro almacenado en lingotes para uso financiero, o reservas monetarias es de 24 quilates (24K), de allí en adelante se mezcla con otros metales para otorgarle la resistencia deseada, con el color apropiado, a un menor costo. En su forma pura el Oro en la actualidad se cotiza a un promedio de $ 1.350 por onza.

Pequeña muestra de la reserva del Banco de Inglaterra. Cada lingote pesa 12.4 Kg.

En joyería los metales ideales para realizar las aleaciones del Oro son el cobre y la plata. Para obtener Oro de 18K se utiliza 75% de Oro y 25% de cobre; para 14K se utiliza un 60% de Oro y el 40% de otros metales y para el de 10K se alea 40% de Oro y 60 de otros metales. Para obtener Oro Blanco de 18K se utiliza un 75% de Oro, 16% de paladio y 9% de plata, con un acabado de rodio para darle brillo.

Las monedas de Oro se comenzaron a utilizar en el Medio Oriente en el
Siglo VI a.C. y se dejó de utilizar en los instantes previos a La Primera
Guerra Mundial, con el objeto de mantenerlo como reservas de emergencia.

Teniendo todo esto en cuenta, no es de extrañar que el ser humano haya generado una macabra codicia por éste metal, transformándolo en su principal objeto del deseo, con el cual celebra los nacimientos, los matrimonios y la muerte e incluso lo ingiere en busca de la “Vida Eterna”, intentando de manera infructuosa de crearlo a través de fórmulas secretas, “descubiertas” por charlatanes, intentando engañar a los incrédulos, a los ricos y a los poderosos.
Los alquímicos estuvieron obsesionados por siglos intentando transformar
metales comunes en metales preciosos. Aunque muchos se jactaron de haberlo
logrado, no existe ninguna referencia histórica que respalde tales hechos.

Pero algo si es sabido, si el Oro estuviese al alcance de todos, a pesar de todas sus cualidades y propiedades, no valdría nada y otro sería el metal de avidez.

 
Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi

jueves, 12 de junio de 2014

El Mundial de Fútbol Brasil 2014



Brasil ha debido esperar 64 años para volver a ser sede de La Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014, y aun el fantasma del muy famoso "Maracanazo" los ronda, casi tres generaciones y cinco títulos después, porque no hay como coronarse campeón en casa. Doce ciudades fueron escogidas para albergar los juegos, nuevos estadios construidos, otros renovados y una amplia infraestructura urbana  desarrollada en medio de críticas, como es de esperar.

Ciudades sedes para el Mundial Brasil 2014, con sus estadios y su capacidad.


Pero al margen de si hubo corrupción o no en el manejo de las finanzas públicas, la fiesta, “Brasil Style” alegrará a más de uno y hará olvidar, al menos por un mes, los problemas sociales del país anfitrión, para retornar a la consciencia el 14 de julio, siempre y cuando el equipo pentacampeón no vuelva a ganar, pero de lograrlo se justificaran todos los males y sacrificios.
 
La mascota Fuleco, inspirada en un armadillo.

 Durante un mes 32 selecciones nacionales se enfrentarán en un total de 64 partidos, para definir quien se alzará con el trofeo de oro de 6.1 kilogramos, y ratificarse como campeón del mundo o transformarse en un nuevo miembro del exclusivo grupo que hasta ahora está conformado por 8 países en 19 campeonatos: Brasil 5 veces (1958, 1962, 1970, 1994 y 2002); Italia 4 veces (1934, 1938, 1982 y 2006); Alemania 3 veces (1954, 1974 y 1990); Argentina 2 veces (1978, año de “La Mano de Dios” y 1986); Uruguay 2 veces (1930 y 1950); y los que han ganado el campeonato una sola vez: Inglaterra (1960); Francia (1998) y el actual campeón, España (2010).

La Copa del Mundo, instaurada desde el
campeonato Mundial de Alemania 1974.

La fecha tradicional de inicio de La Copa Mundial de Fútbol es 1930, en Montevideo, Uruguay, pero si nos remontamos un poco más en el pasado, el primer encuentro internacional de fútbol fue en 1872 entre Inglaterra y Escocia, juego que quedó empatado, y tomando en cuenta que para finales del siglo XIX este juego era sólo conocido en el Reino Unido y sus dependencias coloniales, aun así se decidió agregarlo como deporte de demostración en los Juegos Olímpicos de París 1900 y desde ese instante cautivó al público, transformándose en el evento deportivo individual más visto del mundo.


La Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA, siglas en francés), se crea en el año 1904 con el fin de regular el auge de éste deporte y con el fin de organizar los primeros campeonatos mundiales, pero a falta de estrategias y recursos, deben conformarse con definir ¿Quién es el mejor equipo del momento? dentro del marco Olímpico, teniendo que adaptarse a sus cronogramas y a sus regulaciones, manteniéndose, un poco, con las manos atadas, pero lentamente sumando adeptos. Ese “primer” campeonato se realizó en los IV Juegos Olímpicos Londres 1908, ganado Inglaterra sobre Dinamarca.


Equipo inglés ganador del Primer Campeonato Internacional de Fútbol en
los Juegos Olímpicos Londres 1908.

Olimpiada tras olimpiada, la FIFA, siempre interesada en lograr su independencia mundialista prepara y afina los detalles, hasta que su presidente, Jules Rimet, logra el consenso general que necesitaba para organizar su verdadero Primer Campeonato Mundial, con fecha 1930, intercalándose a dos años de diferencia con el certamen olímpico.
 
Afiche del Primer Campeonato Mundial de Fútbol
Uruguay 1930

De inmediato una cantidad de países europeos se ofrecieron como sedes, pero se escogió por unanimidad el realizarlo en Uruguay por varias razones de peso en el momento. La selección de fútbol uruguaya había ganado los últimos dos certámenes olímpicos: París 1924 y Ámsterdam 1928, sumado además, el hecho que ese año, 1930, se cumplía el primer centenario de su independencia. Las federaciones europeas se sintieron traicionadas y decidieron, en su mayoría, boicotear el torneo, argumentando el alto costo que representaba un viaje trasatlántico para enviar a sus equipos a Suramérica, teniendo en cuenta la crisis económica ocasionada por La Primera Guerra Mundial, la cual ya había finalizado 12 años antes. Sólo Bélgica, Francia, Rumania y Yugoslavia participaron, aceptando la propuesta de Uruguay de solventar todos los costos. Como ya sabemos Uruguay se coronó primer campeón mundial al derrotar 4 a 2 a Argentina.
 
Trofeo de la Copa del Mundo, mejor conocido como
Jules Rimet, en honor al presidente de la FIFA, quien concretó
 el primer campeonato internacional independiente.
La Copa quedó en manos de los brasileros al ganar su tercer
campeonato en 1970, pero fue robada en 1983 de la Federación
y fundida. Actualmente se exhibe una réplica.

El siguiente campeonato mundial fue Italia 1934, evento que el dictador Benito Mussolini, utilizó como campaña política, “ganar a toda costa”, y bajo ese precepto se las ingenió para nacionalizar a un contingente importante de jugadores latinoamericanos y armar así un equipo invencible, logrando ganar en la final a Checoslovaquia 1 a 0.
 
Il Duce transformó este evento deportivo en campaña política, con el objetivo
de demostrarle al mundo que su ideología era la acertada. El temor de perder
era realmente pánico en un país dominado por el fanatismo.

Cuatro años más tarde se celebró en París y luego el mundial hubo de posponerse en 1942 y 1946, debido a La Segunda Guerra Mundial, escogiéndose como sede para 1950 a Brasil, en vista que Europa estaba desbastada a consecuencia de seis años de intensa contienda bélica. En ese campeonato, lastimosamente el país anfitrión perdió en la final 2 a 1 en contra de Uruguay, el "Maracanazo", partido en el que todos ya daban como ganador a Brasil, pero a 11 minutos del pitazo final, el delantero Alcides Ghiggia, engaña al portero  Moacir Barboza y convierte el gol. Los 173.000 aficionados enmudecen y el presidente de la FIFA, Jules Rimet, quien daba ya como ganador al equipo local y se encontraba en esos momentos en los camerinos, preparando su discurso, antes de salir y hacer la entrega del trofeo al campeón, pero al acceder al campo no logra entender el porque el público no vitorea y muy confundido le da la copa, para su sorpresa, al capitán de Uruguay, Obdulio Varela, mudo, sin pronunciar palabra. El término "maracanazo" en Brasil es sinónimo de desastre desproporcionado. Incluso se reportaron muchos suicidios. Hoy, 64 años después, Brasil busca reivindicarse y ganar su primera copa en casa, sólo falta ver si lo logra.
 
El muy confundido Jules Rimet en el momento de entregar la copa al capitán
del equipo ganador, quien el pensaba, por lógica, que era Brasil.

El balón Adidas Brazuca, como se conoce también a los brasileros, es una "pelota inteligente", que dispone de un circuito integrado (chip) que es capaz de evitar los goles fantasmas y ofrecer al árbitro un respaldo tecnológico a sus decisiones.


Balón inteligente Adidas Brazuca, que representa el espíritu del brasileño.


Anexo se incluye el Link oficial de la página de la FIFA para chequear toda la información de los juegos, estadios y resultados.

http://es.fifa.com/worldcup/matches/


La canción oficial de éste campeonato lleva por nombre We are One (Ole Ola), interpretada por Pitbull, Jennifer López y Claudia Leitte.




 


Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi
 

jueves, 5 de junio de 2014

70 años del Día D



El Desembarco en Normandía, Día D, Operación Neptuno u Operación Overlord, son los distintos nombres generalizados con los que se conoce la masiva invasión aliada en las costas francesas el 6 de junio de 1944, con el único fin de liberar al país galo del dominio nazi y desde allí arrasar a las fuerzas enemigas hasta acorralarlas en Berlín, derrotar a Hitler y liberar a Europa. 

"En las mandíbulas de la muerte", foto tomada por Robert F. Sargent, el
6 de junio de 1944, durante el Día D en la Playa de Omaha. Nótese en el
fondo el acantilado plagado de fuerzas enemigas, lo que le costó la vida a
más de 3.000 soldados en ésta playa. 
 
Suena sencillo, pero si algo anticipó el Alto Mando militar aliado, es que iba a ser una campaña ardua, con un altísimo costo en vidas humanas, material de guerra y para agravar la situación,  egos comprometidos, sensibilidades personales y estratégica moral de los distintos ejércitos participantes y de algunos de los líderes involucrados: Charles De Gaulle (Francia), Bernard Montgomery (Reino Unido), Edvard Beneš (Checoslovaquia), Pieter Sjoerds Gerbrandy (Holanda), Victor van Strydonck de Burkel (Bélgica), Stanisław Mikołajczyk (Polonia), sin contar a los norteamericanos, canadienses, neo zelandeses y australianos, quienes por ser fuerzas extranjeras del Viejo Continente, no significa que no tienen corazón, ansias y deseos competitivos… todos quieren ser los primeros en llegar a París y conquistar Berlín. Pero eso no va a ser así, el comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa, Dwight D. Eisenhower, tiene otros planes para lidiar con estos compromisos políticos y diplomáticos.


Alto Mando militar aliado de Europa. Dwight Eisenhower está en el centro.
 
La Operación Overlord, nombre código más generalizado, comenzó sus preparativos mucho antes del día efectivo de la invasión, de hecho casi dos años antes. Comenzando con una idea, luego un borrador, un plan y un masivo desarrollo humano, técnico y de engaño, para poder, con éxito, concretar una invasión anfibia a otro país, armado hasta los dientes y protegido por una muy desarrollada “Barrera Atlántica”.
 
Mapa de Europa en donde lo azul representa el territorio
dominado por Adolfo Hitler y la línea verde el despliegue
de construcciones defensivas para contrarrestar una invasión.


 
La susodicha Barrera Atlántica, conllevo una inversión gigantesca, para fortalecer cada rincón de la Europa nazi, desde el norte de Noruega hasta el sur de Francia, a cargo de uno de los comandantes más eficaces del ejército alemán: Erwin Rommel, quien anticipó la invasión en las extensas costas oceánicas de Normandía, al norte de Francia, por lo improbable de su lógica ejecución, a diferencia del sentido común, apoyado por Adolfo Hitler, quien aseguraba que el ataque aliado sería por el puerto de Calais, al ser un área ideal para el aprovisionamiento de material bélico y por estar mucho más cerca de su objetivo final: Berlín.

Erwin Rommel inspecciona las barreras marinas que obstaculizarían
un desembarco en marea alta.
 
Erwin Rommel demostró tener la razón y preparó con esmero el terreno para hacer de éste proyecto uno muy difícil, sino imposible. Aun hoy se observan las colosales construcciones en concreto, la disposición estratégica de cañones y las conocidas garras de dragón. Más allá de la disposición estratégica de sus tropas (50 divisiones, alrededor de 750.000 soldados) y la inundación masiva de campos adyacentes para evitar que se utilizasen como campos aéreos, y si esto no era suficiente, otro elemento primordial, que todo estratega tiene que saber utilizar es la naturaleza: las mareas, la Luna y las tormentas. Todo ello a su vez tomado en cuenta por los aliados.

Una de las existentes torres de observación y artillería.
 
Playa infectada con los Dientes de Dragón.
 
Las “ventanas de oportunidades” con respecto a la naturaleza, en esa época del año eran limitadas, escasas y de muy alto riesgo. La invasión sólo se debía llevar a cabo en Luna Nueva, para aprovechar la oscuridad absoluta y las mareas más altas, pero las tormentas primaverales espontáneas y azarosas ya habían forzado a posponer el desembarco en una oportunidad y estaba a punto de volver a hacer lo mismo, obligando a retrasar un mes más la operación militar, poniendo en riesgo el secretismo de la misión. No es fácil ocultar la disposición de barcos, aviones, lanchas de desembarco y alrededor de 1.500.000 de soldados de distintas nacionalidades, sin levantar sospechas. Era ahora o posiblemente nunca.

Más de 150.000 soldados esperaban la ansiada orden de atacar. Ninguno
de ellos sabía adonde los llevaban. Todo se mantuvo en secreto hasta el final.
 
Al sur de Inglaterra se disponían más de 20 puntos de embarco y transporte, los cuales, de darse la orden, partirían de sus bases para encontrarse al sur de la isla Wight y de allí en convoy a Francia, para dividirse a su vez y atacar de manera simultánea las cinco playas escogidas alrededor de las 6 de la mañana.

Las tropas estaban repartidas en todo el sur de Inglaterra para despistar
a los espías alemanes dentro y fuera del territorio, afianzando las sospechas
de Hitler que la invasión se llevaría acabo en Calais.
 
El clima adverso se proyectaba por varios días, imposibilitando el ataque, algo que también sabían los alemanes, quienes aprovecharon en enviar a sus oficiales de alto rango a asistir a unos “Juegos de Guerra” en Rennes,  al oeste de Francia en la provincia de Bretaña y en dar licencias a sus soldados para que se relajaran. Erwin Rommel también aprovechó el mal clima y viajó a Berlín para celebrar el cumpleaños de su esposa.

Las tormentas en el Canal de la Mancha son feroces y dificultan la
navegación y los traslados aéreos.

Pero los aliados esperanzados por una mejora climática, aunque fuera efímera, tuvieron todo preparado y de pronto se anunció la buena noticia, el tiempo amainó y la orden se dio. “Las cartas estaban echadas”. Para bien o para mal, la invasión tomó su curso y aunque las bajas fueron altas, nunca tanto como en un principio se esperaba: Playa Utah, fuerza norteamericana, 200 bajas; Playa Gold, fuerza británica, 400 bajas; Paya Juno, fuerza combinada de británicos y canadienses, 360 bajas; Playa Sword, fuerza combinada de británicos y franceses, 680 bajas y Playa Omaha, fuerza norteamericana, 3.000 bajas. Los alemanes pierden alrededor de 1.000 hombres, pero la motivación aliada es superior.

Cientos de lanchas de desembarcos, con alrededor de 50 hombres en cada una,
fueron desplegadas a sus respectivos objetivos en distintas oleadas. Su diseño
era liviano para que pudieran pasar por encima de las barreras colocadas
en las playas.
 
Para final del día 6 de junio, todos los objetivos a corto plazo estaban cumplidos, ahora los aliados poseen cinco “Cabezas de Playa”, pero estas son oceánicas, imposibles para desembarcar tropas, equipos y combustible, todo lo necesario para hacer de esta invasión una efectiva.

A final del día todos los objetivos se habían cumplido, con un alto costo
humano, alrededor de 4.000 bajas, pero ahora es cuando realmente comenzaba
la invasión continental, operación que duró hasta el 25 de agosto.
 
Pero el Cuerpo de Ingenieros Británico había concebido un plan, algo descabellado, pero en concepto efectivo. Lo había ensayado en condiciones adversas y lo iba a poner en práctica: los Puertos Mulberry. Gigantescas cajas de concreto, fabricadas en diques secos, que se llevarían a los lugares adecuados, flotando en alta mar, para colocarlos en sus sitios, inundarlos y transformarlos en rompeolas.

Colocación de las barreras oceánicas Mulberry. Cajas de concreto que se
llenaban de agua una vez en su sitio para contener el oleaje y poder
desembarcar tropas y mercancías con seguridad.
 
Una vez allí se crearía puertos oceánicos en la que atracarían los barcos y por medio de puentes sobre barcazas, descargar todo lo imaginado que se pudiera necesitar. El Puerto Mulberry B incluso estuvo en actividad unos siete meses más de lo esperado, y aun hoy se pueden ver restos de éste reto tecnológico por las costas de Normandía.


Puerto Mulberry B en la Playa Gold construido tres días después del Día D. 
 
De igual manera se desarrolló una tubería marina (PLUTO) para surtir de gasolina todo el desarrollo operativo y así asegurarse que los tanques y camiones tuviesen combustible hasta Berlín.
 
Uno de los tantos rollos de manguera de la tubería PLUTO para surtir de
combustible el norte de Francia y poder continuar con éxito el avance
aliado y liberar a París y conquistar a Berlín.


Las dos línea de tuberías de combustible construidas.

El objetivo final, la rendición incondicional de Alemania, no se va a lograr hasta abril de 1945, diez meses más a la fecha, pero sin duda qué: todo el tiempo invertido, la osadía y creatividad del proyecto y la disposición de los soldados y sus oficiales, fueron básicos para el éxito de éste día, conocido para la historia como el Día D.

Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi