jueves, 2 de marzo de 2017

El enigma del escritor Christopher Marlowe

De no haber existido William Shakespeare el nombre de Christopher Marlowe brillaría en lo más alto de la escritura inglesa.



Retrato aparente de Christopher Marlowe
Autor anónima, 1585
Corpus Christi College, Cambridge, Reino Unido

En su corta vida, 29 años, Marlowe revolucionó la literatura teatral, modernizándola de una forma sin precedentes y convirtiéndose en uno de los pilares del Período Dorado Isabelino y, todo eso con su elocuente narrativa del drama histórico, eliminando la rima y el deseo de romper con los estándares tradicionales de la puesta en escena, en donde la música y el baile los sustituye por los diálogos astutos, captando así y por primera vez, la atención total del espectador, a la obra. Y de pronto, de la forma más absurda e inesperada muere, asesinado por un oscuro personaje de nombre Ingram Frizer, el 30 de mayo de 1593. Pero su estilo literario y su narrativa no, lo que ha generado una cantidad de conjeturas y especulaciones de lo que realmente pasó o pudo haber pasado esa noche en la taberna de Eleonor Bull. Según se sabe el cuerpo de Marlowe fue enterrado en una tumba anónima y el asesino fue indultado y puesto en libertad por orden de la reina Isabel I Tudor cuatro semanas después del homicidio.



Detalle del Retrato de "Elizabeth I Tudor"
Autor anónimo, c. 1575
National Portrait Gallery, Londres

Desde el principio, la vida de Christopher Marlowe, ha estado rodeada en un velo de misterio, desde el tiempo en que estudió en el Corpus Christi College en Cambridge, en la que, debido a sus largas ausencias a la ciudad de Reims, Francia, se le negó el otorgarle la licenciatura en la maestría de letras, pero gracias a una inesperada carta de la mismísima reina Isabel I, en la que a grandes rasgos y sin mayores detalles, solicita sea reconsiderada esa decisión, y de inmediato le entregan el título. ¿Pero qué contactos pudo haber tenido un joven estudiante? hijo de un zapatero, entre tantos otros, para que la reina intercediera por él. La respuesta ante esta interrogante, ¿puede ser? que él, reclutado para el servicio secreto por sir Francis Walsingham, Secretario de Estado de la reina, haya estado trabajando encubierto para informar sobre los muchos complots cristianos que se gestaban en esa época, para derrocar o asesinar a la “ilegítima” reina protestante de Inglaterra. Una red de espionaje sin precedentes que sentó las bases de la seguridad de estado digno de “La Guerra Fría”.



Retrato de "sir Francis Walsingham"
Autor: John de Critz, 1585
National Portrait Gallery, Londres

Si continuamos estirando el hilo, ¿qué mejor forma de infiltrarse en los bajos fondos londinenses? el sub mundo artístico, si ya se cuenta con un prontuario policial; Marlowe fue encarcelado por participar en un duelo, aunque fue como espectador, pero igualmente cómplice de un método de ajusticiamiento prohibido por el Estado, con el objetivo de evitar la anarquía social, al tomar los asuntos legales bajo sus manos, pero aun seguía siendo práctica usual. 

Sus seis años como escritor fueron muy productivos y sentó las bases de su genialidad literaria, entre sus obras se destacan: Tamerlán el Grande, La matanza de París, Doctor Fausto y La vida de Eduardo II de Inglaterra, todas ellas escritas, producidas y representadas en escena, con gran éxito, y de pronto, un buen día, un amigo lo traiciona en una confesión extraída bajo tortura, quedando su nombre en tela de juicio y es arrestado, pero mientras espera, junto a otros, su destino inmediato es asesinado. 

Algunos historiadores, al menos desde el siglo XVIII, consideran que el asesinato de Marlowe fue una farsa para proteger la vida de uno de los principales espías de sir Francis Walsingham, en un momento en el que su identidad pudo verse cuestionada o descubierta. De ser así, la estrategia resultó, pero el único problema es, que “el escritor escribe”, y esa necesidad se manifiesta en el deseo de ser publicado, pero es algo complicado si estás muerto, aunque sea en apariencia, razón por la cual necesitas conseguir una fachada, una persona que firme y presente, como suyas, las obras en cuestión y es allí, en donde aparece William Shakespeare, un hombre que no tuvo preparación ni educación académica, que de la nada se convirtió en una de las mayores celebridades literarias de la historia, pero con el mismo estilo, temática e igual narrativa sin rima que Marlowe dominó a la perfección. 


Retrato de "William Shakespeare"
Autor: Louis Leonard, c. 1610
National Portrait Gallery, Londres

De ser esto cierto, ¿Cuál es el beneficio para Shakespeare y cual es para Marlowe? Al primero, sin duda, uno monetario y al segundo, la libertad para poder continuar con sus labores de espionaje, protegiendo su identidad y los intereses de su reina. Una teoría descabellada, que tiene ya, casi tres siglos en el tapete. 

En el año 1976, el cineasta norteamericano Woody Allen, produce una película de nombre El Testaferro, en la que un personaje oscuro y anónimo de pronto surge como una celebridad, mientras, a través de él, varios escritores perseguidos por aparecer en la “lista negra” del infame senador  Joseph McCarthy, en su absurda obsesión de perseguir a comunistas en los Estados Unidos, "el Macarthismo", publican sus manuscritos para poder seguir subsistiendo.



Woody Allen en la película El Testaferro.

En el año 1998 se realiza la película Elizabeth, basada en los primeros años de la vida de la reina inglesa, protagonizada por la actriz Cate Blanchett y Geoffrey Rush como su ministro de seguridad, sir Francis Walsingham, en la que se observa, como maquina sus métodos para conseguir la información e inculpar a los que él considera peligrosos para, literalmente, eliminarlos, todo en el marco de la legalidad.


Cartel publicitario de la película Elizabeth,
ganadora de un Oscar, dirigida por Shekhar Kapur

Es una anécdota muy curiosa, que el mismo día, en que murió William Shakespeare, el 23 de abril del 1616, también fallecieron Miguel de Cervantes y el Inca Garcilaso de La Vega. Considerados los tres grandes escritores de la época; uno anglosajón, el otro hispano y el tercero hispanoamericano.


Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi