Es el año 1848 y Venezuela vive en ésta época una pugna
presidencialista entre el partido tradicional de gobierno: Los Conservadores, con José Antonio Páez a la cabeza y el partido Liberal, recién fundado, liderado por José Tadeo
Monagas.
José Antonio Páez y José Tadeo Monagas, en una época aliados en contra de la opresión española, ahora enemigos políticos en un país republicano. |
Páez, a sus 58 años
de edad, hasta el momento había sido el hombre fuerte de Venezuela y del Partido Conservador: logrando él la
presidencia en dos oportunidades: de 1830 a 1835 y nuevamente de 1839 a 1843, y su
otro candidato del partido, Carlos Soublette (de 1837 al 39 y de 1843 al 47). Sólo por un par de años (1835 a 1837), otros hombres ejercieron el cargo casi de forma efímera: Andrés Narvarte,
José María Vargas y José María Carreño.
Mapa de Venezuela realizado en 1890 por el cartógrafo L. Robelin. |
El llamado Partido Conservador estaba conformado
por la oligarquía económica, siempre criticada por el pueblo, a pesar de ser
los únicos que daban trabajo remunerado, y por Páez, ex prócer de la
Independencia, quien era muy carismático con los más desposeídos. Muchos
historiadores acuerdan en considerar que el período de José Antonio Páez es la “Edad Dorada
de Venezuela”: logrando estabilizar y pacificar, no sin esfuerzo, los intereses
individuales de muchos caudillos, tras una agotadora guerra de independencia y creando
las condiciones para un crecimiento económico sustentable, basado en las
exportaciones del café y cacao.
Bandera Nacional decretada por el Congreso en 1836. Manteniéndose como el Pabellón Nacional hasta 1859, momento en que comenzó La Guerra Federale. |
Para las elecciones
del año 1846 los ánimos populares estaban caldeados, aunque para ésta fecha el ciudadano
común no tiene poder electoral, solo un puñado de personas, menos de 9.000,
están facultadas para elegir los destinos del país. El pueblo está cansado de
Páez y de sus títeres, y él lo sabe, así que decide adelantarse a los hechos y
busca, en el partido opositor: Los
Liberales, al candidato ideal para la presidencia, congraciándose con ellos y
poder permanecer tranquilo cuatro años en la sombra, hilando y manipulando, hasta que el clamor
popular, arrepentido, lo volviera a llevar a él, Páez, a la presidencia. Pero sin duda
subestimó en demasía a su postulado: José Tadeo Monagas.
Una vez electo el nuevo presidente,
José Antonio Páez y sus seguidores conservadores se dan cuenta que José Tadeo
Monagas no es un hueso fácil de roer y buscan la manera de quitárselo de
encima; enjuiciándolo en el Congreso por infracciones a la constitución. Los Conservadores saben que van a ganar, ya que tienen mayoría en las dos cámaras:
la de Representantes (diputados) y la del Senado. “El enemigo público”, Monagas, tiene
sus días contados.
José Tadeo Monagas Autor: Martín Tovar y Tovar, 1858 Palacio Municipal de Caracas |
Más allá de las
luchas políticas entre los altos jerarcas gubernamentales, dos medios de
comunicación también se enfrentan, cada uno defendiendo su punto de vista y el
de sus lectores: Juan Vicente González con el periódico La Prensa ,
apoya a Los Conservadores, y Blas
Bruzual con su diario El Republicano, apoya a Los Liberales y al presidente. Es una
guerra civil de opinión, cargada con frases de artillería y que en el momento
de la verdad van a lograr el objetivo que buscaban.
El día, 24 de enero
de 1848, las dos cámaras parlamentarias están reunidas y deliberando, mientras
la masa popular se aglomera enaltecida en las afueras del Congreso Nacional, localizado en el
antiguo convento de San Francisco. Ante la evidente inseguridad existente se
propone trasladar la deliberación a Puerto Cabello, lo que atrasaría en varios
días la destitución del presidente y le permitiría a éste salir inmune, así que
se quedan en Caracas. Pero como medida de seguridad se conforma una guardia
civil de 60 hombres.
Daguerrotipo del antiguo convento de San Francisco, en donde se reunían las dos cámaras del Congreso: los diputados y los senadores. |
El pueblo está
expectante. En eso y como ya era costumbre, se presenta al recinto el
secretario del Interior, el Dr. Sanabria, para entregar su mensaje anual al
Congreso, y los senadores y diputados, muy nerviosos deciden, puertas adentro,
tomarlo a él como rehén para utilizarlo como posible salvoconducto. Pero el hecho se
filtra a la masa y entonces comienza el caos. Los Liberales logran entrar, no sin recibir bajas, cobrando caro la
sangre derramada, matando ellos a su vez, a diestra y siniestra. Una vez finalizada
la masacre y puesto los sobrevivientes a resguardo, llega el presidente José
Tadeo Monagas y “pone orden” al caos, transformándose en el héroe del día. Está
más que decir, que él fue el más beneficiado, llegándose incluso a pensar, que él
estuvo detrás de toda la revuelta, alentando los disturbios; un autogolpe.
Con fuertes medidas
de seguridad, al día siguiente se vuelven a reunir las dos cámaras, los
sobrevivientes, algunos por voluntad propia, pero la mayoría, la opositora,
bajo amenaza y amedrentamiento. La fuerza ejecutiva logró doblegar a la
legislativa y ésta entregó, en éste acto, toda la soberanía que poseía a lo
largo del siglo XIX, creando un peligroso precedente que se repetirá en los
siglos siguientes: XX y XXI.
El Palacio de las Academias se alza en la antigua sede del Convento de San Francisco, diseñado por Juan Hurtado Manrique y construido por orden de Antonio Guzmán Blanco en 1876. |
“Asesinó al
Congreso” según palabras de Páez, que de inmediato se alza en armas, pero
pronto es derrotado y se ve obligado a exiliarse, una de tantas veces a lo
largo de la dinastía de los Monagas: José Tadeo y José Gregorio, que durará un
poco más de una década y pasará a la historia como el “Monagato” y, éste último, excepto por
la liberación de los esclavos, fue considerado por más de un siglo y medio, el presidente
más impopular de Venezuela, sólo superado recientemente.
Escrito por Jorge
Lucas Alvarez Girardi
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