lunes, 10 de junio de 2013

El arte y la ciencia. Las ilustraciones anatómicas

La "observación directa" de la anatomía humana.

Hace cientos de años, los avances médicos, cuando los había, eran tan sólo avances individuales y con todas las limitantes morales existentes, éstos eran cuesta arriba y a pesar de ser práctica común el ver que los métodos aplicados no funcionaban, los doctores se aferraban a ellos como si de fe se tratara. Y no por falta de material de trabajo, ya que si se estaba presente en cualquier batalla, el resultado final de ésta les proporcionaba cientos, sino miles, de heridos para trabajar y cuerpos para estudiar, pero el cuerpo humano era considerado sacrosanto y su estudio estaba prohibido. 

Galeno de Pérgamo, (130 al 200) transformó la medicina de su tiempo al lograr disecar algunos cadáveres mientras estudiaba los libros de los griegos Herófilo y Eristrato, pero ésta práctica estaba prohibida por Ley en el Imperio Romano, a pesar de trabajar directamente en la corte del emperador Marco Aurelio y luego en la de su hijo Cómodo y las envidias de sus colegas lo podían poner en evidencia, ser enjuiciado, condenado y seguramente ejecutado, entonces busca en los animales a los más parecidos a nosotros: monos y cerdos pasan a ser sus conejillos de indias, cometiendo graves errores de percepción al transpolar sus características a la de los seres humanos. Pero mucho logró y por casi mil quinientos años sus teorías fueron las predominantes en el mundo occidental, al punto que los médicos son a su vez conocidos como galenos.

Galeno se ve obligado a realizar disecciones en animales.

Para la época del Renacimiento la medicina universalmente reconocida era la planteada por Galeno de Pérgamo y el tratar de refutar sus métodos o prácticas era como el atacar directamente a Dios. Y no en balde, Galeno aunque no fue cristiano, por el período histórico en que vivió, fue monoteísta y nunca cuestionó las creencias religiosas imperantes. Pero ahora la Iglesia se sentía vulnerable ante la amenaza que representaba la invención y proliferación de las imprentas por toda Europa, haciendo como nunca antes, que la información estuviera al alcance de la gente: mucha información y muy rápido, fuera de control. El contrabando de libros fuera de las impenetrables bibliotecas de las abadías, el intercambio de textos con los “paganos” musulmanes y peor aún, la creatividad individual de muchos escritores de dudosa procedencia, hacía imposible regular lo que se lee. Entonces la Iglesia crea dos castigos, uno directo y ejemplificante, la Santísima Inquisición y otro de más bajo perfil, El Índice de Libros Prohibidos, condenando de manera anónima a todos los que leen alguno de éstos al Infierno.

Leonardo da Vinci (1452 al 1519), contrario a lo que se piensa, tenía un permiso especial para disecar el cuerpo humano y no tuvo que recurrir al robo, como si hacían muchos otros, para ilustrar de manera impecable la anatomía humana. Más allá de las 200 páginas de dibujos específicos que realizó para varios doctores y educadores, siendo él como era, analizó por su cuenta la mecánica del esqueleto y los músculos y las funciones de los órganos, pero sus estudios y disecciones, estaban encriptadas de tal manera, que los encargados de publicar sus trabajos se tardaron décadas en descifrarlos y para el momento en que lo lograron, obras más actualizadas ya estaban disponibles.


Estudios anatómicos del corazón y su propuesta sobre la circulación de la sangre.

Una de las primeras ilustraciones del feto dentro del útero.

Como en el caso de Andrés Vesalius (1514 al 1564), quien fue un médico que se avocó, como ningún otro, en corregir los errores del pasado, aprovechando la tecnología existente, la imprenta, y tras haber conseguido un salvoconducto por un juez para realizar disección humana, sólo en los cadáveres de los condenados por algún crimen horrendo, imprime en 1543 un magnífico compendio ilustrado de anatomía, De humani corporis fabrica.  Compuesto por siete libros o capítulos y con casi 700 páginas, analiza a través de la observación directa el cuerpo humano. El sabe en lo que se está metiendo y a pesar de haber sustentado en muchos de los aspectos los estudios realizados siglos antes por Galeno, otros son refutados, consiguiendo de inmediato el rechazo intransigente de los médicos de su época, quienes se propusieron hundirlo, al punto de intentar que la Iglesia interviniese, lo humillara en un juicio y, por qué no, lo condenara a muerte. Pero Andrés Vesalius se anticipó a sus enemigos y le regaló la primera copia impresa, impecablemente ilustrada y coloreada, forrada en seda púrpura imperial, al Sacro Emperador Romano Germánico Carlos V, quien lo acoge en su corte y protege su integridad física e intelectual. Pero los enemigos son muchos y poderosos e intentan, al momento de la abdicación del emperador en 1554, arremeter, pero el hijo, Felipe II, rey de España y todas las posesiones en el Nuevo Mundo, lo protegen. Al menos estos hombres poderosos captaron el baluarte que poseían.

Ilustración principal y a colores de la portada del libro
"De humani corporis fabrica", 1543.

La obra está compuesta por siete libros, cada una desarrollando un tema específico:

Libro I: los huesos y cartílagos, la comparación de cráneos entre las distintas razas, principios de la etnografía.

Libro II: Los músculos y ligamentos, el libro más famoso por sus ilustraciones.

Ilustración a color de la edición del emperador Carlos V.

Libro III. Corazón y vasos sanguíneos. Venas y arterias.

Libro IV: Sistema nervioso.

Libro V: Abdomen y sus órganos y aparato reproductor.

Libro VI: Órganos de la región torácica.

Libro VII: Descripción del cerebro.



Aunque corrigió algunos errores de Galeno, mantuvo otros, por desconocimiento específico, como por ejemplo: el pensar que un tipo de sangre recorría las arterías y otro tipo distinto las venas. Ese error fue corregido un siglo después por William Harvey al realizar sus estudios sobre la circulación de la sangre, dándose cuenta por observación y experimentación que la sangre oxigenada proporciona un color distinto a la no oxigenada, razón por la cual las arterias son rojas y las venas azules.

Ilustración gráfica de los experimentos circulatorios de la sangre
realizado por William Harvey, "De Motu Cordis", 1628

Algunos artistas, como lo es Pietro de la Cortona fue contratado para realizar estudios más especializados del cuerpo humano, teniendo en cuenta que él era un magnífico ilustrador y se intentaba competir con la publicación de Vesalius.

Una de las muchas láminas ilustradas por
Pietro de la Cortona.
Universidad de Iowa

Ya en el siglo XVII, algunos médicos en universidades especializadas, lograban conseguir permisos especiales, una vez al año, para realizar disecciones humanas y era un evento tan popular, que todos, ya fueran especialistas o público en general, pagaban entradas para observar. En la magnífica obra de Rembradt van Rijn, La lección de anatomía del Dr. Tulp, realizada en 1632, muchos de los hombres que aparecen en ella no son médicos, sino personajes influyentes que le pagaron elevadas sumas al pintor para aparecer en el cuadro.

"Lecciones de anatomía del Dr. Tulp", 1632
Rembrandt van Rijn
Galería Real de Pinturas Mauritshuis, La Haya, Países Bajos

Las instituciones civiles y religiosas, para ésta época saben lo valioso que representa la observación directa en el avance médico, pero el luchar en contra de las costumbres y la idiosincrasia de la gente no es tarea fácil. Para lograrse muchas veces la mejor política es la de pretender ignorar que se realiza. Pero no siempre es así, a veces los que están a cargo se equivocan y se apresuran a cuestionar y no enmiendan su error, manteniendo posiciones absurdas que van en contra del avance científico y educativo.

Exhibisión de "Bodies"


Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi


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