martes, 10 de diciembre de 2013

La Desestalinización


La gran mayoría de los ciudadanos soviéticos amaban con locura a José Stalin, los demás creía amarlo, porque llevaban 29 años adoctrinados para hacerlo y el resto de los pobladores, pertenecientes a las naciones bajo la influencia rusa, no tenía más remedio que aparentar su amor. Hasta que un día, tres años después de la muerte del adorado líder, su sucesor, el Primer Ministro Nikita Khrushchev, presenta un informe secreto ante un reducido grupo de delegados del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) y denuncia públicamente todos los abusos, que a lo largo de los años, había cometido Stalin, uno a uno, y de pronto, casi de forma incontrolable, TODOS, comenzaron a odiar al que hasta hace nada amaban, dándose inicio a un período conocido como la Desestalinización.


Nikita Khrushchev en el Politburó del Kremlin dando a conocer su discurso
secreto en contra del Culto a la Personalidad y sus Consecuencias. 

José Stalin es, por mucho, el mayor asesino de la historia de la humanidad, unas cifran que van desde los 10.000.000 a los 30.000.000 de personas, o más. Ya sea por represión directa, víctimas de los trabajos forzados en Siberia, ejecutamientos, mala planificación alimentaria y genocidio sistemático en contra de sus enemigos políticos (las purgas stalinistas), entre los que se encuentra su gran detractor: León Trotsky.

José Stalin nace en la ciudad de Gori, Georgia (para ese entonces bajo el dominio ruso), en el año 1878, hijo de un zapatero alcohólico, que lo golpeaba, desde muy pequeño, a él y a su madre: Yekaterina. Un amigo escribió años después, "esas palizas inmerecidas y despiadadas hicieron al niño tan duro y falto de corazón como su padre".

Desde muy pequeño Stalin se inclina por el marxismo y lidera el sindicato en la misma fábrica de zapatos en la que trabaja su padre, para luego crear “los escuadrones de lucha”, que eran grupos armados que se dedicaban a robar bancos, para obtener fondos para financiar sus operaciones clandestinas, siendo arrestado en varias oportunidades.


Ficha policial de Stalin en 1911.

A pesar de la distancia, conoce y comparte la visión marxista y centralista de Vladimir Lenin y se adhiere a sus filas, escalando, poco a poco, por su inteligencia y astucia, posiciones claves, que lo llevaran a ser nombrado, en 1917, editor del periódico revolucionario Pravda, mientras Lenin y otros líderes del partido vivían en el exilio, sólo León Trotsky estaba allí, para difuminar un poco el ego de Stalin, controlando así, su rol en el partido.

Después de “La Revolución de Octubre” (1917), como un cometa se las ingenia para afianzarse con el poder absoluto, siendo nombrado  Secretario General del Comité Central del Partido Comunista, cargo estratégico, pero sin aparente poder, pero, al sumársele el de Oficina Organizativa del Comité Central del Partido, él tenía todo la autoridad para nombrar cargos a su discreción, y lo hizo, nombrando a sus fieles amigos y aliados a puestos claves dentro del partido, asegurándose, que a la inminente muerte de Lenin, él sería nombrado el líder supremo.

Lenin previó lo que se avecinaba y a pesar de su frágil salud, trató de solucionar el problema antes que se desbordara y se perdiera el control, así que escribió una carta, un año antes de morir, a algunos colegas, aun fieles, para apaciguar su ambición, “Stalin es demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio y en las relaciones entre nosotros, los comunistas, se hace intolerable en el cargo de Secretario General. Por eso propongo a los camaradas que piensen la forma de pasar a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos sólo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas, menos caprichoso, etc. Esta circunstancia puede parecer una fútil pequeñez. Pero yo creo que, desde el punto de vista de prevenir la escisión y desde el punto de vista de lo que he escrito antes acerca de las relaciones entre Stalin y Trotsky, no es una pequeñez, o se trata de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva”.







Esta imagen de Stalin y Lenin fue ampliamente difundida para
vincular a los dos hombres en una estrecha relación, pero tan
sólo fue un extracto, a conveniencia de Stalin.

Foto original, de los miembros del VIII Congreso Comunista.

La salud de Lenin había decaído de forma precipitada por el stress de la revolución, a lo largo de toda su vida, la guerra, tanto externa como interna, intentando controlar las ambiciones personales de sus allegados, el exceso de trabajo, alrededor de 16 horas al día y la lesión persistente a consecuencia de un intento de asesinato en 1918, cobraron, finalmente, mella en el líder de la revolución, sufriendo dos ataques cerebrales, que lo postraron, desde 1922, en una silla de ruedas sin la posibilidad de habla.


Última foto de Lenin, tomada en el verano
de 1923, junto a uno de sus médicos y su
hermana María Ulianova. Ya el líder era una
marioneta al servicio de Stalin, sin saberlo.

Stalin aprovechó éste impase y lo aisló cada vez más del poder, asumiendo él todos los roles, y haciéndose pasar como el único portavoz oficial de Lenin, quien se deprimió tanto, que incluso solicitó se le proporcionara veneno, a lo que Stalin se negó, porque mientras controlara al líder, él podía afianzar su posición en el poder. A sabiendas, Lenin, entonces dicta unas cartas, que se conocería como “El Testamento”, dando instrucciones precisas sobre el futuro de la Unión Soviética, la organización del partido y la cuestión sucesoral, solicitando la destitución de Stalin y apoyando a Trotsky. Pero estos documentos nunca llegaron a donde debía, porque los aliados de Stalin los lograron interceptar.  Nunca pudo imaginar Lenin, que su asistente personal, era la esposa de Stalin. Fue gracias a Nikita Khrushchev, 30 años después, en su informe secreto, que esto se dio a conocer.

A la muerte de Vladimir Lenin, el 21 de enero de 1924, a sus 53 años de edad, Stalin asumió, por represión directa y encarnada el poder absoluto, siendo temido por todos, y persiguiendo, hasta la muerte, a sus detractores políticos. Pero en el ámbito público, ante los ojos desconsolados del pueblo que llora, él se alza como el mayor defensor de la memoria del gran líder, utilizando para su beneficio la imagen y el recuerdo de Lenin, y por asociación, los ciudadanos soviéticos, trasladaron su amor de uno al otro.

Fue en ésta fuerza idólatra en la que Stalin armó su “Régimen del Terror”, culpando de todos los males de la nación y de los individuos en particular, a sus opositores, justificando así, las ejecuciones sistemáticas, las deportaciones y por supuesto, las represivas medidas económicas, como consecuencia de los “planes” desestabilizadores de sus enemigos.

Para centralizar aun más el poder, basado en la idolatría, desarrolló, a niveles nunca vistos, “el culto a la personalidad”, en el que la imagen del líder estaba presente en todo desarrollo, ya fuese real o ficticio. Stalin se vende como un padre que aconseja a su hijo (el pueblo), pero, quien en realidad impone con mano dura su visión ortodoxa y retrógrada, aprovechándose de la sumisión de éste pueblo al que dice ayudar, que cree, porque se lo han hecho ver así, que todo es en su beneficio. Fórmula que muchos líderes alrededor del Mundo, incluso en épocas actuales, han utilizado para controlar a sus ciudadanos crédulos.
Pero las penurias se viven a diario, razón por la cual, de vez en cuando, Stalin culpa de los males a alguno de sus colaboradores, el que hayan caído en desgracia personal ante su persona, y lo responsabiliza de todo, los “juzga” y lo condena, para la alegría tísica de las masas.


Marcha del Primero de Mayo en Berlín, portando la imagen
del "Gran" Líder, José Stalin.

A la muerte de Stalin, el 5 de marzo de 1953, el pueblo llora desconsolado, como quien ha perdido a su padre, a su madre, a sus hijos y abuelos juntos, al hombre que los guio con puño de acero, al punto, que más de 1.600 personas perdieron la vida en el afán descontrolado de ver por última vez el cuerpo de su líder.


El pueblo colma cada rincón de Moscú para intentar ver
por última vez a su amado líder.

Es esto y mucho más, lo que Nikita Khrushchev anuncia como peligroso, en lo referente al Culto a la Personalidad y sus Consecuencias, en su informe secreto ante los 1.436 delegados soviéticos presentes en el XX Congreso del PCUS, al que se prohibió la asistencia de los delegados extranjeros pertenecientes a las naciones satélites dominadas por los ellos, pero cuyo contenido se dejó filtrar, para que todos supieran, la verdadera historia del que habían amado. Las reacciones adversas no se hicieron esperar y casi de inmediato se extrajo el cuerpo embalsamado de Stalin, que reposaba junto al de Lenin en el mausoleo, en las afueras del Kremlin de Moscú, para ser ubicado detrás, en una modesta tumba.


Stalin construyó el Mausoleo de Lenin con la intención
primordial de ser enterrado a su lado, pero después de la
desestalinización, su cuerpo fue retirado y colocado afuera.

De igual forma, todas las estatuas de Stalin, a lo largo y ancho de la Unión Soviética y los países satélites de Europa Oriental, sobre todo, en éstos últimos, cayeron, dejándose el pedestal vacío como recordatorio de lo que el fanatismo enceguecido puede llegar a hacer a un pueblo crédulo y que no está dispuesto a ver.

Este informe desmitificó a las biografías oficiales de Stalin, que lo presentaba como un aguerrido héroe, “grandiosos estratega” y “gran sabio”, “digno genio de toda la humanidad”, presentándolo como lo que fue, un resentido ególatra, con una ambición desmedida, que no descartó ningún método para mantenerse de manera incuestionable en el poder, llegando incluso a eliminar, en sus famosas "Purgas Stalinistas", de manera directa e indirecta, la vida de más de 30.000.000 de sus propios ciudadanos.


Este masivo monumento de granito de Stalin se erigió en
Praga, Checoslovaquia, y fue la mayor representación del
líder en el mundo, con 15.5 metros de altura.


La masiva construcción fue expuesta en 1955 y representaba
el amor de Praga por el Líder Supremo.


La hipocresía finalizó en 1962 y se necesitaron 800 kg de
explosivos para destruir a la estatua.

A pesar de haber evidenciado al monstruo al que tanto amaban, el informe secreto de Nikita Khrushchev, también debilitó el poder y la influencia que tenía la Unión Soviética sobre los países del Bloque Oriental, que de pronto evidenciaron la infalibilidad del Kremlin y se sintieron libres para guiar sus propios destinos, como se intentó hacer en la Revolución Húngara de 1956, desatándose una brutal represión por parte del ejército ruso.


La inmensa estatua de Stalin en Budapest, Hungría, fue erigida
para conmemorar los 70 años de edad del líder.
Durante los eventos de la Revolución Húngara de 1956, la
estatua fue cortada y derribada.
Es de notar que en el afán de la revuelta, el pueblo expresó,
en el rostro del líder, lo que pensaban de él: W.C.
Ya mutilada, la imagen de la cabeza de José Stalin, recorrió el mundo.

En la República Popular China, Mao (otro retrogrado del Siglo XX), califica a Khrushchev como un traidor del comunismo y se distancia de la ideología soviética para afianzar la suya propia.


Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi

1 comentario:

  1. Leí con suma fruición el artículo, excelentemente redactado y apegado a la verdadera historia, sin caer en parcialidades ni fanatismos hacia ningun bando. Y al final me sorprendió leer quien lo escribió mi pana Jorge Lucas Alvarez de quien no conocía estas dotes de historiador. Inmejorable artículo, lo compartiré entre quienes sabrán apreciarlo. Saludos!

    Alejandro Rincon (Team Endurance)

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