Cada nación,
crea o idealiza, en un momento dado de su historia, una anécdota que le sirva, el trasmitir un ideal y que le ayude a fomentar el concepto de unidad, muchas veces esa
inspiración nacionalista, se termina convirtiendo en una “realidad” romántica.
El territorio
que hoy conforman La Confederación Helvética, en el siglo XIII, estaba
compuesta por un grupo de pequeños estados o cantones, que al no estar unidos
entre sí, eran blanco fácil de las ambiciones extranjeras, entre ellas un grupo
de familias feudales, que dominan distintas áreas: los condes de Saboya, de
Valais y de Gruyere, por un lado y los reyes de las dinastías de los
Hohenstaufen y de los Habsburgo por el otro. Todos intentando de aumentar su
influencia a costa de los indefensos pobladores, como es costumbre.
Mapa acual de Suiza en la que están representados los 26 cantones que la conforman. |
Narra la
leyenda, que un día de otoño, en el año 1278, Guillermo Tell, junto a su
pequeño hijo, decide revelarse ante la humillante tradición, de tener que
inclinarse, en señal de respeto, ante el sombrero del gobernante austriaco
Hermann Gessler, en el centro de la plaza de su ciudad, Altdorf.
Guillermo Tell desafía a la autoridad extranjera, al no inclinarse, como signo de sumisión y respeto, ante el sombrero del gobernador Gessler. Mosaico en la fachada del Museo de Historia de Zürich. |
Ante la
actitud retadora de nuestro héroe, y para crear un precedente a la comunidad,
Guillermo Tell es arrestado y de inmediato, condenado a muerte, pero por mera
diversión (los tiranos siempre se sienten tener el derecho de divertirse de vez
en cuando), Gessler le propone al humilde campesino, legendario por su
puntería, salvar su vida, si lograba acertar con una flecha, una manzana sobre
la cabeza de su hijo menor: Walter, a 80 pasos de distancia. Confiado de su
destreza y por el deseo de vivir, Guillermo acepta, y ante la mirada expectante
de los pobladores del condado cantonés de Uri, éste coloca la flecha en su
ballesta, apunta y acierta con fría precisión.
Grabado realizado en 1554, en la que Guillermo Tell, con fría presición, apunta a la manzana sobre la cabeza de su hijo. |
El gobernador
Gessler, maravillado, pero a la vez frustrado por la falta de emoción y sangre,
nota, que el diestro arquero llevaba otra flecha en el cinto y le pregunta ¿cuál
era la función de ésta? recibiendo la tajante respuesta de Guillermo Tell, que,
en el supuesto caso de haber fallado, esa flecha estaba destinada al corazón del
gobernador en persona. Gessler, humillado, decide apresarlo y condenarlo, pero
ahora, de por vida, en el castillo de Küssnacht.
Ruinas del Castillo de Küssnacht. |
En la ruta al
castillo, que sería su prisión, se desata una tormenta mientras cruzaban el
Lago de los Cuatro Cantones, y la embarcación en la cual viajaban está a punto
de naufragar, pero Guillermo Tell logra tomar el control del barco y llevarlo a
puerto seguro, salvando la vida de él de y los otros ocupantes, incluyendo al
gobernador Gessler.
Foto satelital del Lago de los Cuatro Cantones, en la que Guillermo Tell se logra escapar de sus captores, luego de salvarlos de ahogarse en una tormenta. |
Una vez en
tierra, Guillermo logra escapar y tras organizar una emboscada, asesina al
tirano, con la segunda flecha, en pleno corazón. Ahora, y por el momento libres
de opresores foráneos, los pobladores de Uri, luego los de Schwyz y más tarde
los de Unterwalden, forman La Liga Perpetua , en 1291, a la qué, con el pasar de los
años, se adhieren otros poblados cantoneses, hasta lograrse, su independencia
definitiva del dominio extranjero, en el año 1422, con la firma del Tratado de Basilea.
Juramento de Rütli Autor: Johann Heinrich Füssli, 1780 |
Con el pasar
de los años, éste mito creció y se arraigó en la mente de los pobladores, de la
hoy, Confederación Helvética Suiza, e inspiró a los verdaderos héroes, que si
se unieron, rebelándose y logrando al final la libertad del muy poderoso Sacro
Imperio Germánico en manos de la dinastía de los Habsburgo.
En el siglo
XVIII, un escritor llamado Egidio Tschudi, incluye, el mito de Guillermo Tell,
en su obra: Crónicas Helvéticas y en
el siglo XIX, el compositor italiano Joaquín Rossini estrena su fastuosa ópera Guillermo Tell, inspirada en el texto
del escritor alemán Friedrich Schiller.
Overtura de Guillermo Tell, dirigido por Herbert von Karajan
No es la
primera vez, en que el imaginario humano crea personajes solitarios, que por
los avatares del destino, inspiran, con su arrojo, valentía y devoción, las
voluntades de muchos con el fin de lograr un objetivo común, ante un opresor,
cuya fuerza, sólo se puede desafiar mediante la unidad. Algunos de estos
ejemplos del folclore popular además de Guillermo Tell son: el arquero escocés
Gilpatrick; el inglés Guillermo de Cloudeslee; el noruego Toki; Robin Hood, el
rey Arturo, Luke Skywalker, el tan esperado Mesías de los judíos y Jesús.
Escrito por
Jorge Lucas Alvarez Girardi
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