Debido a los acelerados avances en el
desarrollo y comercialización de la electricidad, a finales del siglo XIX, por
dos grandes inventores: Tomás Alba Edison (inventor del bombillo) y George
Westinghouse, ahora es factible darle un uso distinto al electrificar:
electrocutar.
En
1886 el estado de Nueva York había creado una comisión para determinar un
método de ejecución que sustituyera a la horca, y, que a pesar del crimen
cometido por el condenado, fuese su muerte, una “más humana”.
Edison
no desaprovecha la oportunidad y contrata a un ingeniero, Harold P. Brown, para
que inventara un mecanismo rápido y viable para comercializar un método efectivo
utilizando la electricidad, teniendo en cuenta que los Estados Unidos había
aprobado la pena capital en la constitución de 1789 y, cada estado de la Unión necesitaría al menos
una.
Pero
sobre todo, Edison, fundador de Edison General
Electric Company, junto al magnate financiero J.P. Morgan, deseaba eliminar
a su gran rival comercial, Westinghouse
Electric, fundada por George Westinghouse, quien, apoyado por el genio de
Nikola Tesla, habían desarrollado un mejor sistema eléctrico, la corriente
alterna (AC), con mayor capacidad de transmisión que la utilizada por Edison,
la corriente continua (DC), y estando ambas compañías enfrentadas en lo que se
conoce como: La Guerra de las Corrientes.
Cuadro comparativo de la rivalidad entre Edison y Tesla. |
Esta
“guerra”, no peleada en los campos de batalla, se luchaba en Wall Street y
muchas veces se utilizaban estrategias peores que los usados por los soldados.
El Mundo en esa época aun vivía en la oscuridad absoluta, y a excepción de algunas
ciudades privilegiadas como: Nueva York, París o Londres, que habían
desarrollado e instalado sistemas de iluminación con gas, el resto utilizaba
lámparas de querosene, provisto por John D. Rockefeller y su muy poderosa
Standard Oil.
Los dos grandes rivales en "La Guerra de las Corrientes" Edison General Electric Company y Westinghouse Electric |
Por
ésta razón, y siendo Edison un hombre quien aprovechaba muy bien las oportunidades,
decide eliminar a la competencia creando La silla eléctrica, pero ésta debía de
utilizar, para su funcionamiento, la corriente alterna (AC), el sistema de
trasmisión eléctrico de sus rivales, de manera tal, que los potenciales
consumidores prefirieran, por asociación negativa, la de él, corriente continua
(DC), a una utilizada para matar a criminales, y en perspectiva amplia, los
pudiera electrocutarlos a ellos también, por considerarla más peligrosa.
Nikola Tesla, sentado muy tranquilo, frente a uno de sus generadores para desmitificar la peligrosidad de la corriente alterna. |
Para
probar que su método funcionaba y a la vez desprestigiar a su rival, ejecutaron
a varios animales, entre ellos a un elefante, frente a la prensa. El estado de
Nueva York aprobó en 1890, a la silla eléctrica, como método de ejecución y
preparó sus instalaciones para electrocutar a su primera víctima, William
Kemmler, un asesino confeso.
Hasta un elefante, Topsy, fue electrocutado para probar la pretendida peligrosidad de la corriente alterna (AC). |
Este fue atado a la silla y se le colocó un
electrodo en la cabeza y otro en la pierna. A pesar de que el método, en teoría,
era “más humano”, la certeza del condenado, que sabe va a morir, un día
específico, a una hora determinada, es lo que en realidad aterra. Los abogados
de Kemmler intentaron apelar el método, al igual que muchos personajes relevantes,
entre ellos George Westinghouse, quien pudo sospechar las verdaderas
intenciones de Edison. Pero la gran influencia que tenía el inventor del
bombillo eléctrico, influyó en la decisión y la muerte por electrocución se
consideró la más humana de las ejecuciones para la fecha.
La silla electrica original que comenzó su uso en 1890. |
Según
los técnicos y especialistas, la inconsciencia se da de inmediato, lo que evita
que el criminal sufra los dos shocks de más de 2000 voltios que van dirigidos a
crear daños irreparables a los órganos vitales y causar la muerte. En el caso
de Kemmler, el episodio no fue tan glamoroso como se esperaba y todos los
presentes sintieron un fuerte olor a carne quemada, más allá de las
contorciones y gemidos que realizó el condenado durante casi dos minutos. La
prensa criticó el procedimiento y al contrario de los que Edison esperaba, de
aniquilar a su competencia, él fue el centro de todas las críticas al punto que
su socio financista, J.P. Morgan, aprovechó en secreto en comprar muchos más
acciones de la compañía que él tenía con el inventor y lo sacó del negocio,
para desvincularse de tan mala publicidad, cambiando el nombre a General Electric.
Irónicamente,
la muerte por electrocutación continuo, aunque ciertas mejoras se realizaron,
como fue el poner una esponja húmeda en la cabeza del condenado para agilizar
el proceso. Pero no todos los hombres son iguales y algunos resisten más que
otros. En 1946 Willie Francis fue ejecutado pero no murió y a pesar del alegato
de sus abogados, fue electrocutado de nuevo, hasta su muerte, al año siguiente.
Muchos
hombres y mujeres inocentes han pagado con sus vidas errores en los sistemas
judiciales.
La
silla eléctrica comenzó a ser desplazada por la cámara de gas a partir de 1982,
aunque existen aun estados en donde se les permite a los condenados escoger su
método de muerte; el último en utilizarla, hasta ahora, ha sido James Neil Tucker en el 2004.
Existen
5 métodos de muerte vigentes: la silla eléctrica, la cámara de gas, la
inyección letal, la horca y el fusilamiento. La decapitación dejó de ser
utilizada a finales del siglo XIX.
Como
hecho curioso, el emperador de Abisinia (Etiopía), Menelik II, al enterarse de
la primera ejecución en la silla eléctrica, ordenó tres para instalarlas en su
país y al recibirlas descubrió con tristeza que requería de electricidad para
hacerlas funcionar, adelanto con el cual su país aun no contaba, pero sin desanimarse
utilizó las sillas como tronos imperiales.
El emperador Menelik II sentado en una de sus adquisiciones. |
Escrito
por Jorge Lucas Alvarez Girardi
No hay comentarios:
Publicar un comentario