jueves, 12 de febrero de 2015

Los Huevos Imperiales de Fabergé


Cuando se escucha el nombre de Carl Fabergé lo primero que nos viene a la mente son los huevos de Pascua que él realizó para los zares rusos, mejor conocidos como Los Huevos Imperiales, pero hay mucho más, él ha sido considerado uno de los mejores orfebres de todos los tiempos, no sólo por su maestría, sino por la variedad de estilos artísticos que dominó, transformándose en el joyero preferido de los reyes europeos, llegando incluso a tener cuatro sucursales más a parte de la de San Petersburgo:  Moscú, Odessa, Kiev y Londres. Pero al haber nacido él en Rusia, fue acaparado por los zares, primero por Alejandro III y luego por su hijo el zar Nicolás II. En total realizó 69 Huevos Imperiales y alrededor de 200.000 objetos más.

Carl Fabergé en pleno proceso creativo.

Hay que resaltar que el término Huevo Imperial sólo aplica para los que él realizó exclusivamente para los zares rusos y todo comenzó en 1883, cuando Alejandro III le comisiona la elaboración de un huevo de pascua para su esposa, la zarina María. Para Carl Fabergé ésta era una gran oportunidad, ya que si los complacía, podría continuar realizando trabajos esporádicos para la corona, lo que nunca se imaginó fue que a la zarina le gustó tanto, que le comisionaron un huevo para cada Pascua de allí en adelante. En total Alejandro III encargo 11, hasta su muerte en 1894 y luego su hijo, Nicolás II, el resto, dos por año, uno para su madre, para no romper la tradición y el otro para su esposa la zarina Alexandra. Lastimosamente varios de los huevos están extraviados, ocho en total, perdidos tras el caos de La Revolución Bolchevique de 1917, en la que los comunistas liderados por Vladimir Lenin, depusieron a Nicolás II y luego lo fusilaron junto a toda su familia.


El Primer Huevo Imperial, La Gallina, 1885
Colección Forbes, Nueva York


Tal era la confianza que el zar tenían en él, después de los dos primeros encargos, que le otorgó total libertad para crear los diseño, pero con la única condición que cada uno debía contener un regalo sorpresa adentro, como era la tradición de Pascua, que representara alguna de las colecciones reales.
 


Reloj azul con serpiente, 1895
Colección Privada (Alberto II de Mónaco), Suiza


No es de sorprender que a pesar de que Carl Fabergé poseía gran talento, el mantenerse "original" a través de los años, le ocasionara estrés, su nombre lo precedía y lo que hacía para los zares luego le era solicitado por el resto de la corte, incluso el Mundo, entonces debía de mantenerse a la vanguardia, buscar nuevos materiales, combinarlos adecuadamente y sorprender siempre.


El Huevo Pelícano, 1898
Colección Lillian Thomas Pratt,
Museo de Bellas Artes de Virginia, Richmond



Al ser desplegado se observan distintas pinturas en miniatura de los palacios.


Algunos de ellos han trascendido en el tiempo y han sido objeto de admiración, por lo representativo en el ámbito histórico, como lo es El Huevo de La Coronación, que fue el objeto del deseo en la película Ocean´s 12. Pero éste huevo en particular no le gustó a la zarina ya que su coronación estuvo rodeada de muerte, al crearse una estampida humana, por obtener cerveza gratis durante la celebración. La pieza pasó de mano en mano hasta que fue adquirido en 1979 por el multimillonario norteamericano Malcolm Forbes, dueño de la prestigiosa revista Forbes. A la muerte de éste, sus hijos vendieron toda la colección de 11 Huevos Imperiales, al ruso Víctor Vekselberg, con la intención de reunir, al menos en el mismo país, los huevos.


El Huevo de la Coronación
Incluye el carruaje en el que fueron transportados
el zar Nicolás II y su esposa la zarina Alexandra. 1897
The Link of Times Foundation, Moscú


Uno de los más impresionantes es el Huevo del Tren Trans Siberiano, que conmemora la inauguración de la línea férrea que comunica a Moscú, en el oeste, con Vladivostok, en el extremo oriente, 9.289 Km de vías, representado en una maravillosa miniatura de 30 cm de largo y el cual, con una llave, se mueve.


Tren Trans Siberiano, 1900
Museo de la Armería, Moscú


Desde hace ya mucho tiempo Rusia desea recuperar éste valioso patrimonio que está esparcido en museos o colecciones privadas, gracias a la ambición de algunos revolucionarios que se apropiaron de muchos de ellos para luego venderlos a extranjeros que deseaban poseer algo del extravagante extinto imperio ruso.



Algunos de los 11 Huevos Imperiales de la Colección Forbes
The Link of Times Foundation, Moscú


Entre los coleccionistas están: Lillian Thomas Pratt con 5; el Royal Collection del Reino Unido con 4; Matilda Geddings Gray con 3; Marjorie Merriweather Post con 2; William y Henry Walters con 2; el rey Farouk I de Egipto con 2 y el príncipe Alberto II de Mónaco con 1, entre otros tantos.


Cinco de los Huevos Imperiales de la colección de Lillian Thomas Pratt
 Museo de Bellas Artes de Virginia, EEUU.


Hasta hace unos años eran diez los Huevos Imperiales desaparecidos, pero unos seis años atrás, un "coleccionista" anónimo retornó al gobierno ruso el penúltimo de los huevos realizados por Carl Fabergé para el zar Nicolás II, quien ya para ese momento había sido depuesto, 1917. El Karelian Birch está incompleto, el elefante con piedras preciosas que debía estar en su interior está aun perdido.


El Karelian Birch, 1917
Destinado, pero nunca entregado al zar Nicolás II
Museo Nacional de Rusia, Moscú


Otro de ellos siempre estuvo en la colección imperial pero fue erróneamente confundido por una pieza de cristal. Es una obra inacabada.


El Huevo Constelación, 1917 (inacabado)
A la izquierda el boceto del diseño y a la derecha la pieza que se pensó era un adorno de cristal.
Museo Mineralógico Fersman, Moscú


El valor promedio de alguno de los huevos en colecciones privadas, si se subastara, estaría en el orden de los $ 35.000.000 y el mayor pujador sería el gobierno ruso.
Presentación que realizó Google conmemorando la muerte de nuestro brillante orfebre Carl Faberge.

Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi


 

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