lunes, 2 de marzo de 2015

La verdadera identidad de Robert Capa


Pocos hombres extraordinarios arriesgan sus vidas para registrar fotográficamente los conflictos bélicos, que muy a nuestro pesar, son comunes y recurrentes, pero cuyas imágenes se aferran en nuestras mentes y trascienden en la historia. Ese es el caso de Endre Ernö Friedmann, cuya pasión por la fotografía se debió a su amor por dos mujeres: Eva Besnyo en la adolecencia y Gerda Taro ya en su adultez. Residenciados en París a causa del auge fascista y nazista en sus países de origen, Endre (de Hungría) y Gerda (de Polonia) luchan por conseguir trabajo como fotógrafos, pero es escaso y muy mal remunerado, así que se les ocurre una idea genial, se inventan un personaje e identidad ficticia y le dan el nombre de Robert Capa, haciéndolo pasar como un famoso fotógrafo estadounidense, y los encargos les comienzan a llegar. Como en apariencia éste fotógrafo es tan cotizado sus fotos las vende a través de sus representantes: Endre y Gerda.

Gerda Taro y Endre Friedmann

Al estallar la Guerra Civil Española (1936-1939), la pareja se traslada allá para cubrir el evento y vender luego las imágenes a distintas revistas bajo el alias de Robert Capa, razón por la cual puede ser algo difícil, incluso hoy en día, saber que fotos es de quién en esos momentos iniciales. Ellos eventualmente se separan y Endre mantiene el nombre de Robert Capa y ella el suyo propio, Gerda Taro, logrando coberturas excelentes del frente republicano, hasta que muere en 1937, a los 27 años de edad, en un accidente tras la Batalla de Brunete en una evacuación algo caótica.

Foto de Robert Capa tomada por su novia Gerda Taro

Endre, de ahora en adelante Robert Capa, toma muchas fotos trascendentales, entre ellas, Muerte de un Miliciano, en el Frente de Córdoba en el año 1936. La autoría y la autenticidad de ésta imagen ha sido debatida a lo largo de los años, pero sin duda se ha convertido en el epítome de La Guerra Civil Española.

Polémica foto conocida como Muerte de un Miliciano

Durante La Segunda Guerra Mundial Robert Capa es trasladado por la revista LIFE a Sicilia a cubrir el avance de las tropas aliadas en Europa y amistosamente es considerado como el “único aliado enemigo” en el ejército de los Estados Unidos. Al desembarcar en Nápoles es testigo del bombardeo del edificio de correos, dejando constancia de lo destructivo de la guerra.

Destrucción de la casa de correos de Nápoles (1943)

La inmortalidad fotográfica le llegó durante el desembarco aliado en las costas de Normandía el 6 de junio de 1944, el Día D, y es allí, en medio del caos, entre el fuego enemigo y el mar, en donde Robert Capa toma sus fotos más notables, 106, en las que registra el tortuoso avance de las tropas norteamericanas. El dinamismo de la acción se ve reflejado en lo borroso de algunas de las imágenes, trasmitiéndole al observador la sensación de estar allí.

Playa de Omaha, desembarco de Normandía, 6 de junio de 1944

Tal es la euforia por ver el resultado de la batalla, que en el laboratorio de revelado en Londres, se dañan casi todos los negativos excepto el de once, por lo que éste grupo de fotos se van a conocer como Las Magníficas Once.

Una de las fotos conocidas como Las Magníficas Once

Luego de unos años alejado de la corresponsalía de guerra, en las que realizó otros trabajos menos riesgosos, es llamado por la revista LIFE para prestar servicio en La Primera Guerra de Indochina, en la que los franceses se resistían en otorgarle la independencia a lo que hoy en día es Vietnam. Durante un avance de las tropas francesas por territorio enemigo, Robert Capa, de 40 años de edad,  decide cubrir el evento y toma algunas fotos, luego él avanza y sube a una colina en la que pisa una mina antipersonal y muere debido a las lesiones en su pierna, pero en ese instante nace una leyenda.

Última foto tomada por Robert Capa justo antes de morir.



Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi

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