Irónicamente, la muy
conocida Marcha Nupcial, nunca fue
concebida como tal y se hizo famosa once años después de la muerte de su
compositor, Félix Mendelssohn, en
1847, y dieciséis luego de su composición, como parte de la música de Sueños de una noche de verano (OP 61),
inspirada en la obra de William Shakespeare.
Su contraparte,
también extraída de una composición de la época, el coro nupcial de la ópera en
tres actos compuesta por el también alemán Richard Wagner. Ambas composiciones
se ponen de moda y trascienden más allá de su concepción inicial durante el
matrimonio de la princesa Victoria, hija de la reina Victoria de Gran Bretaña, con
el emperador alemán Federico III.
Aunque ambas composiciones han generado un éxito tradicional por igual, la preferencia en uso, en unos países u otros, ha dependido de su tradición cultural. La más conocida en los países anglosajones es la de Félix Mendelssohn, que ha sido la favorita de Hollywood y difundida a nivel mundial por cientos de películas y en América Latina, la de Wagner, que se utiliza a la entrada de la novia y la de Mendelssohn a la salida de los novios.
Estratégico matrimonio arreglado por la reina Victoria para su hija la princesa Victoria y el emperador Federico III de Alemania. |
Aunque ambas composiciones han generado un éxito tradicional por igual, la preferencia en uso, en unos países u otros, ha dependido de su tradición cultural. La más conocida en los países anglosajones es la de Félix Mendelssohn, que ha sido la favorita de Hollywood y difundida a nivel mundial por cientos de películas y en América Latina, la de Wagner, que se utiliza a la entrada de la novia y la de Mendelssohn a la salida de los novios.
Éste extraordinario compositor, en su época, fue considerado el segundo Mozart, y casi como una maldición, al igual que el primero, murió muy joven, a la edad de 38 años.
La vida de Félix Mendelssohn fue extraordinaria en
logros desde muy temprana edad. Hijo de un banquero judío alemán, Abraham, cuya
economía había prosperado con creses tras la derrota y segundo exilio de
Napoleón I en 1815, al ser Francia penalizada con la obligación de pagar
indemnización de guerra a los países afectados, por las continuas luchas expansionistas
del emperador francés, en su obsesión por conquistar Europa. Abraham, el padre,
era hijo del rabino e ilustre filósofo del siglo XVIII Moisés Mendelssohn, y en
broma decía “Cuando yo era niño, era conocido por ser el hijo de mi padre;
¡ahora me conocen por ser el padre de mi hijo!”
Manuscrito y firma de Félix Mendelssohn |
El talento de éste
niño pródigo se desarrolló debido a la intensa actividad cultural que había en
su casa. Al notar su vocación musical, el padre, Abraham, no escatimó en desarrollar
sus habilidades y el hijo, desde muy temprana edad, a los nueve años, ya le
comenzó a retribuir la inversión con logros, al tocar en público en un concierto
de cámara. A diferencia del padre de Amadeus Mozart, un siglo atrás, el de
Félix no buscaba hacerse de una carrera económica a costillas del hijo, por el
contrario, fue el hijo que le demostró al padre que podía ser económicamente
independiente desde muy joven y sus éxitos y reconocimientos lo precedieron.
No era una época
fácil, los grandes compositores románticos de la época, en la que él era
partícipe, eran todos contemporáneos y la música de los clásicos, aun eran muy populares:
Haydn, Mozart, Weber, Rossini, Gluck, Haendel, Chopin, Liszt, Schumann, Wagner,
entre otros, vivos o muertos, lo que hizo que, para obtener sus logros, fuera
una lucha constante y titánica. Pero su férrea disciplina alemana lo estimuló a
lograr triunfos musicales, docentes y cómo conductor y director de orquesta.
Félix Mendelssohn publicó en
vida 72 composiciones y, 49 más, se publicaron póstumas. También se dedicó a resucitar
la obra barroca de Juan Sebastián Bach, por largo tiempo olvidada.
Acuarela de Lucerna, pintada por Félix Mendelssohn en el año 1847, poco antes de morir. |
Pero no hay duda, que
fue durante una de sus últimas presentaciones, dos años antes de morir, en el Palacio de Buckingham, invitado por a la
reina Victoria y su esposo el príncipe Alberto, lo que debió de haber
influenciado a la monarca británica, para que escogiera, años después, La Marcha Nupcial en la obra: Sueños de una noche de verano (Op 61),
para el matrimonio, en 1858, de su hija Victoria con el emperador alemán,
Federico III.
Aunque a veces
parece imposible, la gente olvida y los gustos se transforman y con el pasar de
los años el nombre de Félix Mendelssohn
era, en el mejor de los casos, un vago recuerdo. Otros compositores más
modernos y contemporáneos surgieron y ante el creciente antisemitismos a fines
del siglo XIX, su música dejó de ser presentada, pero la obra de los genios se
inmortaliza en el tiempo.
Escrito por Jorge
Lucas Alvarez Girardi
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