Durante La Primera Guerra Mundial (1914 al 1918), para proteger a los barcos mercantes de los constantes ataques submarinos, los aliados, luego de muchos análisis y consideraciones, decidieron darle un uso aplicado al Arte Moderno y contrataron al artista británico Norman Wilkinson para que camuflara a los barcos. Esto se le conoció como “Camuflaje Disruptivo”.
Las embarcaciones marinas en alta mar siempre iban a ser divisadas, pero los submarinos toman varios elementos en consideración para torpedear a un barco: tamaño, velocidad y rumbo. Así que el diseño creado por Wilkinson fue el de generar patrones geométricos que distorsionaran esas referencias y confundieran al enemigo, salvando en su uso a muchas embarcaciones y vidas.
Se crearon patrones distintos para más de 2.000 barcos, tanto británicos como estadounidenses.
Pablo Picasso, quien ya para ese momento había creado el Cubismo, se adjudico la inspiración de dicho proyecto y como tal, su colaboración al triunfo de los aliados en La Primera Guerra Mundial.
Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi
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