sábado, 1 de octubre de 2016

La percepción estética a través del Arte



De la escases a la abundancia

Las pinturas son una buena guía para evaluar los cánones de la belleza en cada época de la historia, en especial, cuando del cuerpo femenino se trata y se nos presenta desnudo, expuesto para ser admirado y, la representación de su contextura física, está ligada de forma explícita a la calidad de vida que se posee en ese tiempo específico, en especial, a la abundancia o escases de alimento al que se dispone.

Durante el Renacimiento, siglos XV y XVI, la estabilidad económica adquirida a fuerza de conquistas territoriales y el surgimiento de pequeños terratenientes, en contraposición a los grandes señores feudales, ofrece a éste segmento reducido de la población un bienestar monetario que de inmediato se va a manifestar en una mejor alimentación o al menos, en el intento de poseer una de forma constante. La representación de las mujeres es esbelta, como nos lo manifiesta Rafael Sanzio.

"Las tres Gracias", (17 x 17 cms), 1504
Museo Condé, Chantilly, Francia.

Si a estas las comparamos con las modelos utilizadas por Peter Paul Rubens, en el mismo tema de pintura, las mujeres aparecen rellenas y rozagantes, tal vez demasiado, siendo obvio que él, Rubens, nos está personificando la abundancia que en el Barroco se vivió. Esa época histórica transcurre entre los años 1575 al 1715, y es una de riquezas, en la que un sector de la población surge, la clase media, y desea igualarse con las clases nobles o aristocráticas, pero de inmediato, sin pérdida de tiempo, fomentando el desprecio de esa élite, sin darse cuenta aun, que en la nueva riqueza de aquellos, radica el incremento de la fortuna de ellos.

"Las tres Gracias", c. 1635
Museo del Prado, Madrid, España

Pero más allá de una imitación burda de estilos, en la que se mezclan algunas cosas de calidad con muchas imitaciones baratas, que recargan el entorno y aparentan bienestar económico, está la alimentación, hasta ese momento esquiva para éste sector de la población y en el que el exceso va a ser sinónimo de prosperidad. El principal entretenimiento de la época son las fiestas y los banquetes, en donde la comida se sirve de manera creativa y cada día aparecen tentadoras recetas, dignas de los reyes, producto de su refinamiento. Es en éste período de tiempo en el que se desarrolla la gastronomía francesa, a manos del chef La Varenne, los sutiles sabores de las especies (perejil, tomillo, laurel, etc.) son realzados con aceite o mantequilla, y la repostería toma un nuevo rumbo acompañada del recién llegado chocolate, elaborado con el cacao proveniente de América. Demasiada tentación.

"El banquete", 1755
Autor: William Hogarth

Un buen ejemplo de éste derroche gastronómico se ve reflejado en la película Vatel, en la que el chef François Vatel, prepara en honor del rey Luis XIV, una elaborada cena de más de 80 platos. 

Gérard Depardieu interpreta al chef Vatel, quien es un perfeccionista.
"Vatel", 2000
Dirigida por Roland Joffé

No en balde las mujeres eran rellenas, al menos en éste exclusivo segmento de la población, porque en el resto, los más bajos, el hambre era constante, y en esa época no existía ningún artista que reflejara esa triste realidad, hasta mediados del siglo XIX en donde algunos: Jean-François Millet y Vincent van Gogh expresaron con sentimiento ese contexto. En las “Espigadoras”, Millet nos expresa con maestría lo difícil de conseguir el alimento, mujeres agachadas por debajo de la línea del horizonte, que las vincula aun más con la tierra, recogiendo las sobras de espigas de trigo dejadas atrás por los cosechadores. Al no verse el rostro de ninguna, representa a todas y aunque ellas se ven algo rellenas a consecuencia de una dieta exclusiva de carbohidratos, su salud es precaria y las enfermedades debilitantes son constantes.

"Las espigadoras", 1857
Museo D´Orsay, París, Francia

Del mismo modo, Vincent van Gogh representa el drama de la clase obrera que sólo tiene papas para alimentarse, día tras día, denotándose la delgadez en los rostros resignados de los comensales.

"Los comedores de papas", 1885
Museo van Gogh, Ámsterdam, Holanda

Estos cuadros son hoy en día admirados y elogiados, pero en su tiempo fueron muy criticados, por tratarse de una realidad que todos evadían, y más aun, cuando algunas clases sociales disfrutaban de una efervescencia económica a raíz de La Revolución Industrial, entonces su ideal estético era otro, alegórico, idealizado, con la perfección de las diosas y ninfas. Pero por suerte, y en beneficio del arte moderno, los estándares cambiaron y surgió una nueva generación de artistas que inspirados en el arte primitivo representaron a la mujer en su esencia, destacando sus rasgos más característicos: caderas y senos, símbología de la fertilidad.


"Desnudo recostado", 1919
Autor: Amadeo Modigliani
Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), Nueva York


 Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi