sábado, 27 de junio de 2015

George della Tour


El tramposo y el as de diamantes

Si miramos el cuadro a simple vista podemos observar a un grupo de personas jugando cartas y rápidamente notamos que uno de los jugadores está haciendo trampa, pero no nos vanagloriemos, el nombre de la obra también nos lo sugiere, así que hasta ese momento no hay ningún mérito para nosotros.

El tramposo y el as de diamantes (106 cm x 146 cm)
George de La Tour, 1635, Museo del Louvre, París

Hay que fijarse mejor, en los detalles, en lo que la obra infiere, en las miradas. La clave del cuadro está en los ojos de sus protagonistas y en las expresiones faciales, muy sutiles, pero presentes.

El artista francés George de La Tour pinta éste cuadro en el año 1635 y a pesar que aun existe mucha demanda por los temas religiosos, en los cuales se especializó y destacó, desarrolla también series de pinturas de carácter mundano y de temas con personajes de dudosa reputación para clientes particulares. Su obra se podría definir como un dinamismo estático. La acción ocurre, sus personajes no posan, pero es pasiva, de detalles, de miradas, de efectos de luz. Aunque George de La Tour está catalogado como un artista de estilo Tenebrista, está obra, El tramposo con el as de diamantes, es, como ya dije antes, mundana.

Habiendo tenido tiempo de fijarnos mejor captamos el drama de la escena; no sólo hay un tramposo, éste también tiene sus cómplices. A simple vista podríamos pensar que la víctima es el personaje colocado a la derecha, ataviado con finos ropajes, quien mira fijamente sus cartas...




... pero al analizar su rostro notamos que su mirada es esquiva, más bien expresándonos complicidad. ¿Pero con quién?





Si nos dirigimos al centro captamos que la muchacha que sirve el vino lo observa a él, razón por la cual, para no delatarse, evade el contacto visual.



Entonces la involucramos a ella también, dejándonos como única víctima a la mujer que está sentada en el centro. Ella sospecha algo, por su expresión seria y su mirada capciosa, pero aun no está segura de quien la intenta engañar.



Otra pista que nos indica, el quién de todos los personajes, es la víctima, es la copa de vino. La mujer del centro es la única que está bebiendo, al muy buen estilo de Las Vegas; alcoholizar al jugador a quien le quieres quitar el dinero.



Pero hay más, nosotros los espectadores también somos cómplices, el tramposo nos está mirando a nosotros y ninguno alerta a la mujer que está siendo robada.



Si se nos presenta la oportunidad de ver éste cuadro en el Museo del Louvre es muy probable que estemos tan agotados que no nos fijemos en nada, lastimosamente, pero es una de esas obras dignas de ser analizada.
De ésta pintura existe otra versión del mismo artista en el Museo de Arte Kimbell en Fort Worth, Texas y es muy parecido y con el mismo trasfondo, pero con sutiles diferencias. Te reto a que observes ambos y dilucides cuales son.

El tramposo y el as de espadas
George de La Tour
Museo de Arte Kimbell, Fort Worth, Texas

Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi
 

sábado, 13 de junio de 2015

La fantástica obra de Jean Tinguely


La carrera artística de éste interesante personaje se desarrolla a partir de la década de los 50, la postguerra y la Guerra Fría, y como testigos de tanta destrucción y tensión, el cinetismo (arte en movimiento) es el camino correcto. Su obra es dinámica, colorida y ruidosa, una mezcla caótica de objetos cotidianos ensamblados de tal forma que nos crean algo nuevo, desconocido, abstracto, pero a diferencia de los norteamericanos, los europeos, en su mayoría, siempre se han expresado de manera figurativa, exponiéndonos algo desconocido pero con forma y cuerpo sustentado, algo inédito, pero que podríamos eventualmente entender.
 

Caos I (1971), The Commons, ciudad de Columbia, Indiana, EEUU.

En el boceto se puede notar claramente la intención del artista por
la dinámica de la obra.

La irreverencia artística está en romper con todo lo establecido sólo por el deseo de hacerlo y el crear una forma de expresión artística que es crítica de la nueva idiosincrasia social, el consumismo, y autodestruir la obra misma como epítome de ese inconformismo. Ese es Jean Tinguely, un artista incomprendido por el grueso de la población, pero, si su inspiración es la vanguardia dadaísta, ese es el objetivo. Homenaje a Nueva York (1960) fue la primera aproximación a una pieza que se autodestruye y a pesar que no lo logró en su totalidad, consolidó su visión del Mundo.
  

Homenaje a Nueva York (1960) en proceso de autodestrucción, por Jean Tinguely
Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA)

El éxito llegó dos años después en el desierto de Nevada, muy cerca de la ciudad de Las Vegas, cuando Estudio número 2 para el fin del Mundo le hace honor al título.
  

Estudio número 2 para el fin del Mundo (1962)
Destruida con éxito en el desierto de Nevada por Jean Tinguely
 
Una vez superada la expresión "dramática" de sus creaciones, se dedica a construir piezas a escala monumental, objetos con movimientos continuo. A esta manera de crear esculturas dinámicas se le acuñó un nombre, “metamecánica”, sólo para él. Habiendo logrado con éxito expresar ya su inconformidad al desmesurado consumismo, a su estilo tan particular, destruyendo sus propias creaciones… avanza con la época, el mundo en que vivimos; un artista también tiene que comer, pero sin perder el enfoque.
  

Tinguely en su taller analizando una maqueta (1964)


Jean Tinguely nace en Frigurgo Suiza, pero desarrolló su carrera en Francia y con el apoyo de su primera esposa Eva Aeppli, pero con quien complementa su visión artística fue con su segunda esposa, Niki de Saint Phalle, la combinación perfecta.
  

La pareja colabora entre si intensamente.

Muchas de sus colecciones están esparcidas en plazas y parques, por ejemplo La Fuente Stravinsky en las afueras del Museo Pompidou, en París, pieza que hizo con la invaluable colaboración de su esposa Niki de Saint Phalle y además del tradicional dinamismo también incluye el agua, una atracción inmediata para los niños, que sin considerar los tabúes sociales, se meten en la fuente a jugar, hasta que los sacan los padres o los de seguridad, sin considerar que el objetivo primordial de la obra es lúdico.
  

Fuente Stravinsky (1983), París
  
Boceto para el diseño de la Fuente Stravinsky
Museo Tinguely, Basel, Suiza

Y eso pasa en casi todos los museos que poseen piezas de Jean Tinguely, la mayoría de ellas activas, pero las tienen desenchufadas: estáticas y mudas, alejando del público nuevo la verdadera intensión y objeto de la creación.
Jean Tinguely muere en 1991 en la ciudad de Berna, poco después de inaugurar la pieza "Luminator", actualmente en el EuroAirport de Basel, Suiza

"Luminator" (1991)
Donada por el banco UBS al Museo Tinguely, Basel, Suiza
Expuesta en la actualidad, hasta el 2014, en el EuroAirport,
Basel, Suiza


Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi
 

miércoles, 3 de junio de 2015

La obra de Gustave Courbet


El término artístico del Realismo fue acuñado por Gustave Courbet y su objetivo era el de representar en el arte la realidad cotidiana, sin artilugios, sin modificaciones, sin resaltar elementos simbólicos, en sí, pintar lo que se ve y como se ve, eso incluye el incorporar a los olvidados, la otra realidad, la social, por lo general excluidos del protagonismo pictórico, siempre en un segundo plano. Las razones para tomar éste paso en la pintura fueron: la revolución de 1848 en contra de la opresión monárquica y la invención de la fotografía. La cámara no es excluyente, en la imagen aparece lo que está, el fotógrafo escoger el ángulo y la composición, pero lo que esté allí queda. Eso mismo harán los realistas.


Autorretrato, "El hombre desesperado" (detalle), 1845
Colección Privada


El “realismo social” de las clases trabajadoras siempre ha estado allí, pero la burguesía se había empeñado, hasta ese momento, en ignorarlo, ahora se preocupa, participa, apoya las causas y le otorga el protagonismo que se merece, aceptando la existencia de la vida ordinaria.

"Los picadores de piedra", 1849
Destruido durante el bombardeo aliado sobre Dresden en La Segunda Guerra Mundial


Y para los realistas su “enemigo” artístico es lo que al momento está de moda y aun se aferra por perdurar, el Romanticismo. Este movimiento evoca remembranzas de un pasado que se añora con nostalgia, por lo general dramático, apasionado y para lograrlo se deben de usar recursos visuales ficticios, intensos, casi siempre irreales, creados. Entonces Gustave Courbet es el primero en presentarnos ésta “realidad” simple e intenta educar a un público aun aferrado al pasado, a los convencionalismos, a la moda. Por lo general nosotros, los contemporáneos, vemos un pasado específico con la memoria de la actualidad, sabiendo lo que ocurrió después y todo lo demás que se generó en consecuencia, pero hay que proyectarse en el momento, en ese instante y dejarse sorprender por lo que se plantea y evaluar si lo que vemos tiene la importancia que se merece.  


"Después de la cena en Ornans", 1849
Museo de Bellas artes de Lille, Francia

Desde siempre Gustave Courbet ha luchado en contra de las influencias externas existentes en la música, la literatura, el arte, en sí, todo a nuestro alrededor, buscando un estilo propio, no recorrido por nadie, pero con la intención de dejar huella, ser reconocido y a futuro, imitado.

"El encuentro", 1854
Esta obra está inspirada en El judío errante, pero fue muy criticada
por la crudeza de su composición y rebautizada como "Buenos días señor Courbet"
Museo de Fabre, Montpellier, Francia

 Pero para un hombre que no desea convencionalismos se afanó en participar en el Salón Oficial de París y al ganar la medalla de oro, podía seguir participando sin tener que ser seleccionado por un jurado, utilizando el escándalo de pintor rebelde como publicidad implícita para su obra, atrayendo a un público deseoso de ser testigo de las irreverencias del artista.

"El entierro en Ornans", 1850
En ésta inmensa obra de 314 x 660 cms, el tema es irrelevante
para el tamaño exagerado del cuadro.
Museo D´Orsay, París

Ahora con audiencia para su obra, toma riesgos antes impensados, en el que destaca la escala de sus cuadros, pintando escenas cotidianas en formatos inmensos, que antes estaban reservados a temas épicos o históricos, pero el público no es predecible y a veces es muy sugestionable, como lo demostró durante el episodio de la Exposición Universal de París de 1855, cuando, por razones de espacio, tres de sus gigantescos cuadros fueron rechazados. Courbet ofendido, decide desafiar a los organizadores y montar él su propia exposición a la que llamó “El Pabellón del Realismo”. Este desafío le generó la admiración de otros pintores, incluso los románticos (Eugéne Delacroix), que vieron en él a un auténtico revolucionario por la lucha de la independencia artística, pero no obtuvo del público, su público, la reacción deseada, al menos en el momento.

"El estudio del Artista", 1855 (359 x 598 cms.)
En la composición de éste cuadro Courbet coloca estratégicamente
a sus amigos a la derecha y a sus opositores a la izquierda, como en efecto
aparece el emperador Napoleón III.
Museo D´Orsay, Paris

 Esta independencia artística le brindó la libertad de pintar temas álgidos, polémicos, intensamente eróticos, rayando en lo pornográfico, que crearon controversia e incluso un incidente policial. Algunas de estas obras permanecieron ocultas al público hasta finales del siglo XX.

El origen del Mundo, 1866. Gustave Courbet
Esta pintura nunca fue exhibida hasta 1998
Museo D´Orsay, París

Con el paso del tiempo Gustave Courbet se transformó en una figura pública enfrentada al régimen autoritario del emperador Napoleón III, al que él llamaba usurpador. Ante la creciente impopularidad política existente en Francia, Napoleón III intenta aplacar a los críticos de su gobierno con reconocimientos públicos y prebendas. Muchos se dejaron seducir pero cuando a Courbet le ofrecen la más alta condecoración, la medalla de La Legión de Honor, en “reconocimiento” a su trayectoria artística y la rechaza, genera de inmediato la furia gubernamental, pero sus seguidores y el pueblo en general lo elevan, de forma simbólica, a héroe nacional.

Pero su creciente radicalismo en los sucesos tras la abdicación de Napoleón III en 1871 y el resurgimiento de las Comunas Parisinas y sus excesos, en la que él ordenó desmantelar y tumbar la Columna de Vendôme, lo obligan a auto exiliarse en Suiza para evitar la quiebra financiera por los costos relacionados a la reconstrucción del monumento caído, 323.091,68 francos pagaderos a una rata anual de 10.000 francos por 30 años, cuando cumpliese los 91 años de edad, pero muere en 1877, antes de tener siquiera que pagar la primera cuota, de cirrosis hepática a los 58 años.

Una nueva generación de artistas va a tomar la propuesta artística de Gustave Courbet como punto de partida y de allí en adelante revolucionar, a su manera, la percepción del mundo en el que viven; ellos son los impresionistas.

Unos años antes de morir Gustave Courbet dijo, “Tengo 50 años y siempre he vivido en libertad; permítanme finalizar mí vida libre; cuando esté muerto que esto se diga de mí: no pertenecí a ninguna escuela, a ninguna iglesia, a ninguna institución, a ninguna academia, menos aun a ningún régimen excepto el régimen de mí libertad”.

Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi