En una guerra, las
estrategias de cada batalla o cada enfrentamiento, tienen características
particulares, no es de sorprender que los altos oficiales estén más tiempo estudiando
mapas que entablando batallas, pero a veces, sobre la marcha, hay que adaptarse.
Ya lo había dicho el gran estratega alemán del siglo XIX Helmuth von Moltke
“Ningún plan sobrevive a los primeros cinco minutos después de encontrarse con
el enemigo.” El éxito depende de la buena improvisación.
La ciudad báltica
de Leningrado, antes, San Petersburgo en honor a su fundador el zar Pedro I el
Grande, y luego cambiado su nombre al héroe fundador de la revolución
bolchevique, Vladimir Ilich Lenin, era culturalmente orgullosa y muy europea, a
diferencia de la capital, Moscú, demasiado alejada de las otras ciudades y
enclavada en el corazón de La Unión Soviética. Sus habitantes nunca se
imaginaron, cuando comenzó la Segunda Guerra
Mundial en septiembre de 1939, que ellos en algún momento podrían ser víctimas
de sus “aliados”, los alemanes.
De hecho, el primer
sorprendido, cuando los alemanes invadieron en 1941 suelo soviético, evento
conocido como Operación Barbarroja,
fue su líder, Joseph Stalin. No era de sorprender, ya que pocos se acuerdan,
que él y Hitler, habían firmado unos años antes el Pacto de no Agresión y en compensación y agradecimiento, la Unión
Soviética recibió una gran tajada de la derrotada Polonia, tras su sorpresivo
ataque relámpago, al indefenso país, creando sí, una reacción de las otras naciones
occidentales y con ello, el inicio de La Segunda Guerra Mundial.
Pero Adolfo Hitler
se dejaba llevar más por la pasión que por la razón y lanzó una ambiciosa
campaña conquistadora al inmenso país Soviético, el más grande del Mundo y por
mucho, 22.500.000 Km2, sin haber aprendido nada de la historia, 140 años atrás
Napoleón lo intentó y fracasó.
Mapa de la Unión Soviética, conformado por sus 15 territorios federales. |
Con ésta acción,
Hitler, buscaba eliminar el comunismo y a toda la raza eslava, creando una “cruzada”
europea en contra de Asia, reivindicando, en su imaginario racial, las
invasiones bárbaras, siglos atrás, en contra del Imperio Romano, por Atila el
Huno, y así, recuperar un territorio que él cree propio, que a su vez serviría
como espacio vital, para satisfacer las necesidades del pueblo alemán, por
siglos, expulsando, más allá de Los Montes Urales, a los pocos eslavos sobrevivientes.
Su plan era invadir,
durante el verano de 1941, con tres grandes ejércitos (Norte, Centro y Sur), en
una sola gran campaña, rodeando y derrotando a las tropas soviéticas, de mayor
número, pero muy mal equipadas, en un par de meses. La extensa maniobra, que comprometía
a unos 4.000.000 de soldados, 3.350 tanques, 4.390 aviones y 46.000 piezas de
artillería, no era compartida por todos los miembros del Alto Mando Alemán,
pero ninguno, a pesar de su pesimismo, se atrevió a enfrentar a Hitler, en sus
sueños de grandeza, dispuesto a reivindicar a Napoleón Bonaparte y a emular al
gran emperador Sacro Alemán, del siglo XII, Federico I, en cuyo honor se nombró
esta gran acción militar: Operación
Barbarroja, por el color de sus barbas.
El Ejército del
Norte debía tomar a Leningrado, asegurar los territorios bálticos y una vez
cumplido esos objetivos, el excedente de soldados se internaría en territorio
soviético para apoyar al Ejército del Centro, cuyo objetivo era el de conquistar
a Bielorrusia, la ciudad de Moscú y apropiarse de toda la zona central, y el
Ejército del Sur tenía como objetivo, Ucrania, toda el área al norte de Mar
Negro, muy rica en petróleo y por supuesto la icónica ciudad de Stalingrado.
Mapa estratégico de objetivos alemanes durante La Operación Barbarroja. |
El Alta Mando
Alemán, no dudaba de la capacidad del país soviético en crear un gran ejército a corto plazo,
mayoritariamente conformado por campesinos reclutados, sin experiencia ni disciplina
militar, presa fácil para sus soldados. Pero ignoraban del poderío militar con
el que contaban, sin duda, muchos de ellos obsoletos, pero de igual manera
allí: 15.000 tanques, 12.000 aviones y 35.000 piezas de artillería, y más aun,
un aliado silencioso, el invierno.
Poster propagandístico soviético, representando la temible contraofensiva, liderada por sus tanques T-34, y poniendo a correr a todos sus enemigos. |
La fecha pautada
para el inicio de La Operación Barbarroja
era el 15 de mayo, pero la incapacidad de Benito Mussolini, aliado de Hitler,
en consolidar sus conquistas en Grecia, obliga al Führer a retrasar su campaña
soviética, para asistir a las tropas italianas y lograr sus objetivos en pleno
corazón del Mar Mediterráneo, básico para el éxito de todo su plan.
La invasión
comienza un mes después, en junio, ajustándose, por mucho el calendario
invernal, pero el exceso de confianza, en el lograr todo el objetivo, en tan
sólo dos meses, impulsa a los alemanes en dar inicio, ese mismo año, con la heroica
cruzada. El clima, primero las abundantes lluvias y luego el inclemente invierno, jugaron papel protagónico en el rotundo fracaso de toda la campaña.
El ejército del
Norte de inmediato se dirige a su objetivo inicial, la ciudad de Leningrado, pero
las cosas casi nunca salen como se planean y hubo de improvisar. Ante la imposibilidad
de triunfar y tomar por la fuerza a la metrópoli, se le presenta a Hitler un
dilema: continuar con el ataque frontal, a un alto costo, sitiar la urbe o redirigir
a sus tropas al Centro para consolidar el segundo objetivo del Plan Maestro.
Decide entonces
aplicar una estrategia obsoleta, sitiar a Leningrado y esperar que el hambre,
el frío y las enfermedades acaben con la población. Esa estrategia funcionaba
en la Edad Media
cuando los poblados eran mucho más pequeños y en la mayoría de los casos las
fortalezas tenían redes ocultas de abastecimiento. El sitio de Troya duró diez
años y fue la estrategia y no el sitio lo que venció a la impenetrable ciudad
griega.
La ciudad se defendió con lo que tenía a su disposición. |
La obsesión de
Hitler por conquistar a la ciudad del norte, le afectó el resto de su
estrategia, pero en donde el pueblo idolatra a su Führer, ningún militar tuvo
el coraje de enfrentársele. El ejército del Centro no recibió nunca el apoyo
del ejército del Norte y con el tiempo sucumbió sin lograr sus objetivos.
Cada ciudadano defendió su orgullosa ciudad. Leningrado sobrevivió y su legado inspiró la retaliación en contra Alemania. |
El ejército alemán
del Norte, apoyado por la División Azul
española, cortó todas las rutas de suministros y enfrentaron todo tipo de
ofensivas, conteniendo a civiles y militares, condenándolos al hambre, más de
tres millones de personas.
Existe una leyenda en la ciudad, y es que si la estatua de Pedro I cae, la ciudad colapsa, así que muchos esfuerzos se hicieron para proteger a esta colosal escultura. |
El cálculo inicial
de abastecimiento, en la sitiada ciudad, alcanzaba tan sólo para dos meses, así
que hubo que racionar los alimentos por jerarquía humana (obreros,
administradores y niños) a 600 gr., 500 gr. Y 400 gr. por día respectivamente.
Se buscó una línea de abastecimiento que se conoció como El camino de la Vida ,
pero no era suficiente para alimentar a toda la población. Para complicar la situación
ese año se produjo uno de los inviernos más fuertes de la historia, a lo que la
falta de combustible, cobró aun más vidas, y se vieron en la obligación de
quemar todos los libros de la biblioteca para solventar un poco la crisis. Los
pobladores tuvieron que recurrir a otras alternativas: palomas, gatos, perros,
ratones y, por qué no, seres humanos, de los cuales tampoco iban a obtener
mucho, ya que habían muerto de inanición.
Las míseras raciones estaban diseñadas para mantener con vida al ciudadano común, lo suficiente para mantener la energía que se requería para luchar. |
Con el paso de los
años, tres en total, el ejército alemán se fue debilitando y finalmente los
soviéticos lograron romper el cerco y abastecer a la ciudad, que resistió más
de 900 días incomunicada, sin suministros médicos o alimenticios, muchos de
ellos sucumbiendo al intenso frío, año tras año. La cifra de muertos civiles ronda el
millón y medio. A pesar de todo, la moral se mantuvo intacta e inspiró a las fuerzas rusas en su retaliación contra Alemania. En el año
1945 Leningrado recibió el título de Ciudad Heroica.
Con el fin de La Unión Soviética, la ciudad retoma su nombre original: San Petersburgo.
Con el fin de La Unión Soviética, la ciudad retoma su nombre original: San Petersburgo.
Escrito por Jorge
Lucas Alvarez Girardi