sábado, 2 de julio de 2016

Piet Mondrian


Cuando uno piensa en arte se imagina obras aisladas, no en los recorridos para llegar a ellas, más aun cuando el artista ya está consagrado y su estilo grabado en nuestra mente. Todos empiezan igual, transitan los mismos senderos y, en un punto de inspiración divina, dan un paso que los lleva a la gloria, a veces. El punto de partida está en nuestro entorno, la moda, la admiración por otros. Quien se queda se diluye, quien avanza, en busca de un estilo personal, se arriesga a perderse o a desarrollar una forma de expresión novedosa, casi siempre incomprendida, pero con constancia, experimentación y repetición se deja huella. Ese es el caso del holandés Pieter Cornelis Mondriaan (1872 al 1944).



Autorretrato, 1900

Piet Mondrian, como se hizo llamar al llegar a París, adapta su estilo artístico a la imperante influencia cubista desarrollada por Pablo Picasso y Georges Braque, a la que todos estaban imitando, “en Roma has como los romanos”. Eso lo encaminó pero no lo definió. Como dijo él, “el cubismo es un puerto, pero no el destino final.” Y es en su serie de árboles en donde se puede ver mejor este deambular.


Ya define los colores con los que habrá de trabajar: rojo, azul y amarillo.
"El árbol rojo" 1910
Haags Den Gemeentemuseum, La Haya, Holanda
El perpendiculismo creado por el "caos" de las ramas van a inspirar su estilo posterior.
"El árbol gris" 1911


Define en su visión mística universal un código con el que trabajó por más de 30 años, a riesgo de ser repetitivo, una interpretación de lo que nos rodea en un contexto abstracto geométrico con tan sólo tres colores, los primarios: amarillo, azul y rojo, ya que el blanco (presencia de luz) y el negro (ausencia de luz) no son en sí colores desde el punto de vista físico. 



El cubismo poco a poco se va diluyendo para abrirle paso a lo que será su estilo característico, pero es un proceso, no es inmediato y la experimentación constante define su carácter.

"Manzano en flor" 1912


Además, su obsesión es tal que prohibió el color verde en su casa, sólo los primarios, de lo contrario se sentiría como un profano en su propio templo. 

"Composición con amarillo" 1930
Colección Privada

Se empeñó en buscar el equilibrio perfecto equilibrando la obra por el peso visual del color, siendo el azul el más pesado y el amarillo el más liviano, auto limitándose a un modelo de líneas rectas perpendiculares entre sí, "Geometría Cósmica". 

"Composición C (N° III) con rojo, amarillo y azul" 1935
Colección Privada en préstamo al Tate Modern, Londres

Todo es una fracción de lo que percibimos, la obra, al no estar sangrada, continúa más allá del bastidor, se extiende en nuestra imaginación.

"Composición 10" 1942
Colección Privada

La amistad entre Piet Mondrian y Theo van Doesburg (1883 al 1931) los lleva a desarrollar De Stijl (El Estilo), vanguardia artística, que busca la integración total de las artes. Íntimos colaboradores, que por una  diferencia de criterios, se distancian hasta convertirse casi en rivales. Mondrian consideraba la cuadrícula perpendicular como la única forma de composición, rechazando los círculos y en especial las diagonales, en cambio, Theo van Doesburg su fiel colaborador, deseaba experimentar, autodefinirse, conseguir su propio camino y prueba con algunas diagonales, lo que generó la crisis entre ellos. Por años no se volvieron a hablar, pero una vez liberado del yugo ortodoxo de su maestro, Theo se deja llevar y crea una variante propia del neoplasticismo y logra así pasar a la historia.

Construcción inspirada en Piet Mondrian.
Años 50, Holanda

 Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi
 

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